Economía

Berlín prohíbe por riesgo ambiental el maíz transgénico que cultiva España

"Porque hay pruebas suficientes de deterioro del medio ambiente". Es el argumento esgrimido por Alemania para prohibir una de las variedades de maíz transgénico -el único cultivo con alteración genética autorizado en la UE- más extendidas en España, un país que se queda solo en su defensa.

el 16 sep 2009 / 01:19 h.

"Porque hay pruebas suficientes de deterioro del medio ambiente". Es el argumento esgrimido por Alemania para prohibir una de las variedades de maíz transgénico -el único cultivo con alteración genética autorizado en la UE- más extendidas en España, un país que se queda solo en su defensa.

El Gobierno alemán decidió ayer prohibir el cultivo del maíz transgénico (esto es, modificado genéticamente) MON 810, el único autorizado en Alemania y en toda la Unión Europea (UE), porque entraña, según justificó, riesgos para el medio ambiente.

La ministra alemana de Agricultura, Ilse Aigner, argumentó que existen "pruebas suficientes de que el maíz del tipo MON 810 implica un deterioro del medio ambiente", que afecta especialmente al ecosistema de mariposas, mariquitas y todo tipo de organismos marinos, informa Efe.

Esta clase de maíz, comercializado por la multinacional Monsanto, está autorizado en la Unión Europea desde 1998, y el año pasado ocupó cerca de 3.600 hectáreas de los cultivos de Alemania, la mayoría sembrada en la parte oriental del país. España, por su parte, es líder europeo en superficie con varias marcas y 79.269 hectáreas, siendo Aragón la principal comunidad -en Andalucía, apenas 1.500-.

Varios Estados comunitarios, como Francia o Austria, ya habían prohibido hace tiempo cualquier tipo de maíz modificado genéticamente -la siembra, aunque no las importaciones desde países de fuera de la UE- por no haberse esclarecido todavía las posibles consecuencias adversas para el entorno natural.

En Alemania, tanto el Estado de Baviera como los grupos parlamentarios de los Verdes y la Izquierda presionaban al Gobierno desde hacía tiempo para que decretara la prohibición total de los transgénicos, alegando daños en plantas y animales. Así, en las últimas semanas el Ministerio había desarrollado numerosos estudios para evaluar las consecuencias negativas de la variedad MON 810 en la naturaleza.

La cristianodemócrata Aigner ha tenido en cuenta estudios realizados por el Instituto para la Protección del Medio Ambiente, el Instituto federal Julius-Kühn e incluso un informe elaborado por la propia Monsanto.

Según la empresa, el MON 810 contiene un gen fabricado artificialmente y que resulta muy eficaz para combatir parásitos que atacan al maíz, fundamentalmente de tipo lepidóptero, como las mariposas.

Sin embargo, agregó la ministra, todas las pruebas confirman que el cultivo de este transgénico conlleva un perjuicio para el medio ambiente, además de que se había probado que el maíz modificado genéticamente daña el sistema inmunológico de los ratones.

Por ello, su departamento ha decretado una cláusula que prohíbe terminantemente a Monsanto seguir adelante con el MON 810, conforme a una norma de protección medioambiental recogida en el Derecho Comunitario.

La medida de Aigner supone un éxito de los grupos y asociaciones ecologistas -que llevaban meses manifestándose- y fue bien recibida por la Federación para el Medio Ambiente y la Naturaleza de Alemania y por los Verdes y la Izquierda.

"La decisión de hoy [por ayer] es sólo un primer paso, pues ahora la ministra deberá oponerse a la autorización del maíz transgénico Bt11, de la marca Syngenta, y de 1507, de Pioneer", declaró Kirsten Tackmann, portavoz de política de Agricultura de la Izquierda.

Esta iniciativa del Gobierno germano coincide con la Semana de Lucha contra los Transgénicos y por la Soberanía Alimentaria, convocada en España por una red de entidades nacionales, la gestación de una asociación contraria en Andalucía y la manifestación a nivel estatal que se celebrará el próximo sábado. Además, durante los próximos meses el Consejo de Ministros de la Unión deberá decidir sobre los tipos de maíz transgénico Bt11 y 1507.

ANDALUCÍA. El veto alemán a esa variedad de Monsanto -una multinacional que tiene una planta de investigación en la localidad sevillana de Los Palacios, aunque principalmente centrada en el girasol- enturbia el debate social y científico sobre los transgénicos.

A la apertura de tal debate, siempre sobre criterios científicos, se había sumado últimamente la Consejería de Agricultura. De un lado, contaba con apoyo de las asociaciones agrarias Asaja y UPA, pero COAG siempre se ha revelado contraria.

  • 1