La economía de EEUU atraviesa por "numerosas dificultades", advirtió el martes el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, en una intervención que obligó al presidente George W. Bush a lanzar un mensaje de tranquilidad.
Benanke compareció el martes ante el Congreso para presentar su informe semestral, donde dibujó un panorama insólitamente alicaído de las perspectivas económicas. El responsable de la política monetaria estadounidense se refirió a la gran presión que pesa sobre los mercados financieros, las mayores tasas de desempleo y los graves problemas por los que atraviesa el sector hipotecario.
El responsable del banco central estadounidense destacó que esa combinación de factores ha frenado el ritmo de crecimiento de la primera economía mundial durante la primera mitad del presente ejercicio y ha impulsado al alza los índices de precios al consumo, lo que ha dejado un panorama inflacionario "inusualmente incierto".
Los hechos de las últimas semanas han demostrado que muchos mercados financieros e instituciones siguen estando bajo una considerable presión", en parte por las previsiones para la economía y la incertidumbre sobre la calidad crediticia. El presidente de la Fed se refirió a los problemas que atraviesan los gigantes hipotecarios semiestatales Freddie Mac y Fannie Mae y a cuyo rescate ha acudido junto al Departamento del Tesoro.
El plan ideado por el Gobierno prevé aumentar temporalmente la línea de crédito que las dos compañías tienen con el Departamento del Tesoro y adquirir acciones de la misma. Bernanke reconoció que el crecimiento económico avanzará más lento durante el resto del año, principalmente debido al débil mercado inmobiliario, los elevados precios del petróleo y las condiciones más estrictas para los créditos.
En el informe del Comité de Mercado Abierto de la Fed (FOMC), entregado el martes al Congreso, el banco central estadounidense, revisó sus previsiones realizadas en abril al alza al augurar un crecimiento para 2008 de entre el 1 y el 1,6%, frente a la horquilla del 0,3 y 1,2% que predijo unos meses antes, porque prevé un aumento del gasto en el consumo.
El titular de la Fed admitió, no en vano, que las previsiones para la inflación son "inusualmente inciertas" ante la posibilidad de que los precios de las materias primas podrían aumentar. Ese escenario supondría un "importante riesgo" para las proyecciones de inflación, concluyó Bernanke.
Las declaraciones de Bernanke tuvieron lugar al tiempo que la Casa Blanca convocaba también el martes de modo apresurado una rueda de prensa, en la que el presidente George W. Bush lanzó un mensaje de tranquilidad y mucho más optimista sobre la marcha económica. El presidente estadounidense aseguró que el sistema financiero del país es "básicamente sólido" y subrayó que la economía "sigue creciendo", aunque lentamente.
"Entiendo que hay mucho nerviosismo, pero la economía sigue creciendo, la productividad es alta, el comercio crece. La gente trabaja... y en la medida en la que encontremos debilidades, les haremos frente", insistió.
El presidente reconoció, sin embargo, que los problemas en el sector de la vivienda, donde los precios siguen bajando, las dificultades para obtener crédito cada vez son mayores y las alzas de los precios de los alimentos y la energía han hecho que las familias vivan "momentos difíciles". Bush reconoció que "no hay una solución rápida" a los altos precios del petróleo, que supera los 140 dólares por barril.
Sin embargo, defendió su decisión de poner fin al veto presidencial a las prospecciones petroleras en alta mar, algo que según admitió "no producirá un barril mañana" pero al menos ayudará a reducir a largo plazo la dependencia de crudo extranjero. Además, consideró, cambiará la "psicología" de los mercados energéticos acerca de la disponibilidad de petróleo para el futuro, lo que beneficiará los precios.
El levantamiento de la prohibición presidencial es una medida de valor meramente simbólico por cuanto existe otro veto a las prospecciones, el del Congreso, cuya mayoría demócrata por el momento no ha expresado ninguna intención de levantarlo.