Fernanda y Bernarda, las niñas de Utrera, como las llamaban cariñosamente, ya están, de nuevo, como estuvieron toda la vida: juntas. De este modo, unidas otra vez, pisan ahora el tablao de la gloria cantándole al pueblo que las vio nacer. Pero, aquí, en la tierra que las acunó, también descansan cogidas de la mano.
Ello es posible gracias a otro vecino de Utrera, Pedro Hurtado, y a su proyecto de un mausoleo que, "aunque se presenta con dos lápidas independientes, cuando se unen forma una sola". De esta manera se muestra a los ciudadanos el monumento encargado por el Ayuntamiento de Utrera a este artista "como un ara clásica".
En estos primeros días en que Utrera, teñida de luto, llora la muerte de Bernarda, son muchas las personas que se acercan al lugar del camposanto donde yacen los restos mortales de las dos artistas. En el lugar se encuentran una sepultura, en palabras de su autor, "con formas simples, que busca conseguir una gran presencia y, al mismo tiempo, una sensación de vacío, de ausencia, como es la muerte de una persona". Sin embargo, también está lleno de "aires de un naturalismo romántico, que persigue la emotividad y la sensibilidad de las personas que lo contemplen". Es sobrio y puro "como lo era el cante de las dos hermanas y como ellas mismas, con raíces sencillas", pero, al mismo tiempo, está cargado de romanticismo "como es el flamenco, lleno de sentimientos y de emoción".
En frío mármol blanco, el mausoleo está concebido de forma cuadrada, y con tres placas de bronce en sus lados. El frente está presidido por los retratos de Fernanda y Bernarda, en relieve, enmarcados por dos ramas de olivo. El flanco derecho muestra una alegoría que busca una sensación de ausencia, a través de la presentación de un cuadro flamenco donde varias personas, abatidas, se encuentran junto a dos sillas vacías. Y en el otro extremo, un grabado con todos los títulos y reconocimientos que poseen las artistas.
Por si el impacto que causa el monumento fuera poco, quiso buscar una emotividad más profunda a través de la vegetación y de los olores. La tumba está rodeada por un pequeño jardín con plantas aromáticas, como albahaca, tomillo, lavanda...
