Beñat e Iriney están renqueantes.
No han pasado ni 72 horas desde que el Betis incurrió en el primer error casero de la temporada y esta tarde, sin margen casi para analizar lo que ocurrió el miércoles ante el Barcelona B y sin tiempo apenas para recuperar a los jugadores que acabaron con molestias musculares, el conjunto verdiblanco retorna al lugar del crimen, porque así se puede calificar el empate contra el filial tras desperdiciar un 2-0 a favor. El equipo de Pepe Mel remata su semana más frenética con la necesidad perentoria de vencer al Córdoba en un duelo que reúne todas las condiciones posibles para ser considerado derbi. La rivalidad, rayana en enemistad, es sin embargo el menor de los problemas del técnico verdiblanco. Para inconveniente, tener a cuatro titulares bajo los cuidados de médicos y fisioterapeutas porque terminaron el partido del miércoles con la musculatura resentida por el esfuerzo. Iriney, Beñat, Miguel Lopes y Rubén Castro son los afectados y por supuesto condicionan la alineación y hasta la convocatoria. Mel, de hecho, no decidirá la lista hasta hoy mismo, horas antes de una cita clave, como todas en realidad.El líder de Segunda necesita resolver con una victoria su segunda cita consecutiva en el Villamarín para no entreabrir la puerta a viejos fantasmas de inseguridad que parecían olvidados en Heliópolis. La derrota en Cartagena y la malísima actuación en Soria ya dieron pie a algunas dudas que se intuían eliminadas cuando Roversio apuntaló el 2-0 ante el Barça B, pero el desenlace final del choque del miércoles volteó el repunte que estaba experimentando el equipo y la consecuencia es que esta tarde, frente a un Córdoba que sólo ha ganado uno de sus nueve últimos partidos y que empata más de la mitad de sus encuentros, a Mel le urge el triunfo.
El míster verdiblanco tratará de no sufrir dos tropezones consecutivos en su feudo con el mismo once que comenzó tan bien frente al filial azulgrana. Huelga decir que lo hará si los cuatro futbolistas renqueantes se sobreponen a sus molestias, como es natural. En ese caso, el famoso tridente que de momento no convence a Mel volvería a desaparecer de la alineación. Si alguien se cae, Jorge Molina tendría sus opciones. El Córdoba también tenía problemas similares en dos de sus hombres, el ex bético De Coz y el ex sevillista Arteaga, pero ambos entraron en la lista, no como Javi Flores, que se cayó ayer por una pubalgia.
Los choques entre el Betis y el Córdoba van más allá de la simple rivalidad regional desde la pasada campaña. La polémica nació en la semana previa al partido de la primera vuelta, que también era el de la primera jornada. El encuentro se disputaba en Heliópolis y el Betis puso las entradas para los aficionados cordobesistas a un precio que no se correspondía con lo que habían acordado los clubes andaluces de Segunda. El presidente blanquiverde, José Miguel Salinas, ya advirtió entonces que "en el fútbol siempre hay reencuentros". Dicho y hecho. Cuando al Betis le tocó devolver la visita, el Córdoba le esperaba con unos precios idénticos. Además, no hubo almuerzo oficial (tampoco en la ida) pero el consejo de administración local sí organizó una comida con miembros de la oposición a Manuel Ruiz de Lopera, entre ellos José Rodríguez de la Borbolla, por otro lado amigo de Salinas. Y el lío no terminó ahí. En verano, el Córdoba tenía fichado a Salva Sevilla pero el Betis se interpuso en el último momento y contrató al almeriense. Tuvo que indemnizar al otrora club hermano con 200.000 euros que, por cierto, aún no ha pagado escudándose en la ley concursal. Total, que Betis y Córdoba comparten los colores de la bandera andaluza y están a una hora y media de distancia pero de repente parecen enemigos de toda la vida. Las cosas del fútbol.