Dídac, Braian Rodríguez y Caro, en el entreno del martes en el estadio / Kiko Hurtado La palabra final, en deportes como el fútbol, se inventó para partidos cuyo ganador se adjudica un título, pero también para encuentros que pueden o deben implicar un punto de inflexión para alguno de los contendientes que los disputan. Por eso hay que olvidar la timidez, lingüísticamente hablando, y definir así el Betis-Levante que se le viene encima al conjunto verdiblanco esta noche. Recién hundido en la zona de descenso, recién goleado por el Atlético de Madrid en una de las peores derrotas de la era Mel, penúltimo provisional tras la victoria de Osasuna ante el Rayo y con los nervios a flor de piel en muchos béticos, la escuadra de Heliópolis no tiene más remedio que vencer a su enemigo para 1) abandonar el pozo a la mayor brevedad posible; y 2) conseguir un poco de calma en esta especie de manicomio colectivo en que se ha convertido el entorno y, por qué negarlo, el propio club tras el mandoble recibido en el Calderón. Son ya tres derrotas consecutivas para el Betis, así que sobran los argumentos deportivos para justificar por qué el triunfo es imperativo. El técnico aludió ayer a una cuestión estética, de formas, para realzar la trascendencia del choque incluso en caso de derrota. Querría Mel que la resurrección de los suyos se basase no sólo en el fin, el resultado, sino también en los medios, el juego. Si realizase una encuesta entre los béticos, seguro que hoy habría mayoría absoluta para la opción de ganar de la manera que sea. Yel fútbol alegre que pretende recuperar, para otro día. Además, el reparto bético para que la película tenga un final feliz sigue resintiéndose. A las bajas de Rubén Castro, Sara y Paulao se unieron ayer otros tres futbolistas: Lolo Reyes, Nosa y Salva Sevilla. El chileno, con problemas en un gemelo desde el domingo, incluso es duda para el choque del domingo en Málaga, mientras que el nigeriano padece una inflamación de los tendones del aductor. El almeriense sufrió un pisotón el martes y los médicos aún deben diagnosticar qué lesión padece, sin descartar que haya alguna rotura o fractura. Hasta aquí, los argumentos deportivos. Pero hay más, igual de importantes o quién sabe si más. El Betis acaba de vivir tres días convulsos, por expresarlo con suavidad, que han incluido pequeños incidentes en la estación de Atocha, una rueda de prensa imprevista de su entrenador y, en el colmo de los colmos, una charla improvisada y forzada por una veintena de Supporters Sur en pleno césped de la ciudad deportiva entre los ultras y el entrenador más dos de los capitanes. La estampa, que no ha gustado ni al propio Mel, no tendrá más recorrido si el Betis gana. Si no lo hace... Y falta el factor Caparrós. El entrenador del Levante, y exsevillista como todo el mundo sabe, es especialista en desquiciar al Betis. Lo ha hecho con todos los equipos que ha dirigido y el Villamarín todavía no ha aprendido a lidiar con un enemigo así. El balance, seis victorias para él en diez visitas al estadio de La Palmera. Esta vez, además, llega lanzado, en el mejor momento de la temporada, tras dos victorias consecutivas y sin perder como visitante desde que el Barcelona lo humilló con un 7-0 en la primera jornada. Y con el Betis en plena crisis. Debe de estar frotándose las manos... REAL BETIS: Andersen; Chica, Amaya, Perquis, Nacho; Juanfran, Xavi Torres, Verdú, Juan Carlos; Chuli y Jorge Molina. LEVANTE UD: Keylor Navas; Pedro López, Héctor Rodas, David Navarro, Juanfran; Diop, Mate; Xumetra, El Zhar, Ivanschitz; y Babá. Árbitro: Hernández Hernández (Colegio Canario). Estadio: Benito Villamarín. Hora: 22.00. TV: Canal+Liga y Gol T.