Se hizo de esperar, pero ya está aquí: el derbi 113 de la historia llega 1.081 días después del último celebrado hace casi tres años en el Sánchez Pizjuán (1-2) y con cinco meses de retraso sobre el horario previsto, pues este fue el partido que deparó el sorteo para la primera jornada de Liga el pasado 21 de agosto y que tuvo que ser aplazado hasta hoy por la huelga de futbolistas.
Entonces el Betis todavía no había tenido ocasión de reestrenarse en la categoría y el Sevilla, pese a que ya había perdido tres días antes 2-1 en Hannover, aún no había sido noqueado de la Europa League (quedó fuera el 25), de ahí que el recién llegado Marcelino García Toral no tuviera reparos en contestar con un rotundo “no” cuando Juan Bustos le preguntó en Canal Sur “si veía al Betis con nivel para competir con el Sevilla”.
Ese monosílabo de Marcelino provocó ríos de tinta, hasta salieron Rafael Gordillo y Bosch a afeárselo y estos días lo ha hecho el propio Pepe Mel –“se metió en un charco gordo del que sólo podrá salir ganando el derbi con holgura”–, todos con muy buenas maneras, eso sí, pues para algo este pretende ser el derbi de la cordura después de varios lustros plagados de incidentes (muletas, bengalas, cargas policiales, reyertas, botellazos...) y majaretadas varias (bustos, zancadillas, insultos en el palco) que convirtieron en un peligro y un bochorno lo que no debe ser más que una fiesta y un espectáculo sano, con su pique y las pertinentes dosis de guasa pero sin que llegue nunca, jamás, la sangre al río, como por desgracia más de una vez ha ocurrido.
En esta ocasión el ambiente previo y el buen ejemplo de las dos directivas y los mismos jugadores y técnicos –los piques entre ambos forman parte del juego– hacen prever un derbi en paz y con buenos modales, cada uno apoyando a su equipo y todos condenando cualquier acto violento que se pueda producir en el estadio o sus alrededordes. Crucemos los dedos para que sea así.
Las trayectorias. Tras no jugarse en la primera jornada el derbi, arrancó el Betis la Liga como un rayo (cuatro triunfos seguidos) y el Sevilla con una solidez envidiable, firmando la media inglesa con victorias en casa y empates fuera para irse a los 17 puntos en las 9 primeras jornadas, más del doble de los que ha sumado (8) en las nueve últimas, en las que los resultados le han dejado de acompañar y han arreciado las críticas contra Marcelino, incapaz hasta el momento de sacarle al plantel el brillo y las buenas prestaciones que se le suponen.
Al Betis, por su parte, le entró vértigo tras verse como sorprendente líder y después de firmar su mejor arranque encadenó la peor racha de su historia (un empate y nueve derrotas en diez partidos, sólo un gol a favor en los ocho primeros) que llegó a tener a Pepe Mel con los dos pies fuera. No lo echaron porque lo blindaba su contrato –ha de sumar dos puntos en los dos próximos partidos para llegar a 24 en 20 y seguir blindado–, el apoyo de la afición y las penurias económicas.
Pero Mel, tras ser ratificado hasta final de temporada por Guillén tras una cruel derrota en Pamplona, logró enderezar el rumbo cuando más negro tenía el panorama y tras las victorias ante Valencia, Atlético y Sporting ha salido aún más reforzado. Y mejor entrenador, con soluciones y variantes que le han hecho crecer tras superar un calvario.
El momento de forma. Al derbi llega el Betis, sin duda, en mejor momento que su rival (9 de 12 frente a 1 de 12) y convencido de que las distancias que parecían siderales en agosto ya no lo son tanto. De hecho, por este mejor momento de forma y por jugar en casa –que siempre pesa, aunque en el historial reciente de los derbis en Heliópolis no sea así–, todas las casas de apuestas le dan ligeramente favorito e incluso en la quiniela española los pronósticos realizados a favor del triunfo bético doblan a los que han apostado por el del Sevilla, a quien el propio Del Nido –tan altanero siempre– no ha sido capaz de dar públicamente como favorito.
En el Betis nadie quiere oír hablar de favoritismo y el propio Guillén quiso traspasar el cartel al Sevilla “por presupuesto y objetivos”, pero el objetivo de ambos, hoy, no es otro que hacerse con los tres puntos que son los que en la actualidad separan a uno de otro en la tabla de la clasificación.
El derbi servirá, por tanto, para medir el nivel de unos y otros. El Betis estará al mismo del Sevilla después de toda una vuelta si logra hacerse con la victoria y dejaría al técnico rival muy tocado caso de celebrarla, pero Marcelino saldría del charco impoluto si consigue que los tres puntos viajen para Nervión y las cosas vuelvan a ponerse en 'su' sitio.
Es mucho, muchísimo, lo que hay en juego deportivamente hablando, pero por encima de todo lo que no puede volver a dañarse es la imagen de la ciudad y la de dos aficiones señeras que hoy deben volver a demostrar a toda España cómo se puede vivir un derbi sin incidentes, con máxima rivalidad a la vez que máximo respeto, pues entre sevillistas y béticos hay hermanos, matrimonios, hijos y abuelos y al fútbol se va a disfrutar, no a hacer el indio.
Real Betis: Casto; Isidoro, Dorado, Cañas, Nacho; Juanma, Iriney, Beñat, Jefferson Montero; Rubén Castro y Santa Cruz.
Sevilla FC: Javi Varas; Martín Cáceres, Spahic, Fazio, Fernando Navarro; Medel, Trochowski; Jesús Navas, Reyes, Luna; y Negredo.
Árbitro: Carlos Velasco Carballo (Comité Madrileño).
Estadio: Benito Villamarín.
Hora: 22.00. TV: laSexta.