Derbi: dícese del enfrentamiento de equipos de fútbol de una misma ciudad. Más o menos define así el diccionario de la Real Academia de la Lengua la palabra derbi. Sevilla, para no ser menos que cualquier ciudad que se precie de este mundo de “la pelota” tiene el suyo. Real Betis Balompié y Sevilla Fútbol Club lo juegan el sábado a las 10 de la noche. Así de escueto quedaría el reclamo publicitario del partido que cierra la primera vuelta cuando debió abrirla en el mes de agosto pero la abortó la huelga.
Están empeñados todos en que se diga quién es el favorito. Quién ganará el partido. Sabido es que ni aún cuando uno demostraba superioridad sobre el rival, el resultado era esquivo. La experiencia nos dice que son partidos sin pronóstico y muchísimas veces resueltos en el más mínimo de los detalles. Datos e historias hay mil para demostrarlo. En esto momentos, cuando estamos en la previa, hay un ganador: el fútbol sevillano. Han vuelto los buenos modales. El señorío. La demostración evidente que esto solo es un juego y sus máximos representantes, los presidentes, han apostado porque la rivalidad es una cosa y las buenas relaciones son otra. Betis y Sevilla han ganado antes de jugar el primer derbi de la temporada.
