El debate celebrado en el Colegio de Geógrafos de Andalucía sobre la construcción del rascacielos en la Cartuja ha puesto de manifiesto las dos posturas irreconciliables que hay en torno al edificio diseñado por el arquitecto César Pelli . En la mesa de los invitados estaban Jaime Montaner, arquitecto asesor del grupo montado por el Gobierno para analizar el impacto de la torre; José María Bandarán, de la asociación Sevilla se mueve; Víctor Fernández Salinas, miembro de la junta directiva de Icomos (organismo asesor de la Unesco); y Ana Ávila, de Túmbala.
Los argumentos a favor podrían resumirse en una idea: la torre cuenta con todos los avales legales. En caso de paralizarse o derribarse lo ya hecho, se crearía una inseguridad jurídica que llevó a Montaner a decir que "Sevilla no es Zimbabue". El asesor nombrado por el Ministerio de Cultura fue muy duro contra los contrarios a la torre. El que fuera exconsejero del PSOE señaló: "El mundo no se para. En otras ciudades la Unesco no se opone a los cambios". Y apostilló: "Icomos solo quiere parar, no hablar". El razonamiento de Montaner fue apuntalado por Bandarán, para el que el PGOU avala esta construcción al permitir edificios de hasta 225 metros de altura.
Por contra, Ana Ávila, de Túmbala, recordó que desde su asociación se han opuesto con "criterios explicados y definidos". Incluso acusó a los promotores de la obra de realizar montajes "falsos" con los que convencer de las bondades del proyecto. Los principales argumentos de las asociaciones y organismos, como Icomos , que se oponen a la torre Pelli se centran en que este nuevo símbolo de la ciudad se ha levantado sin participación ni debate, y afectando al paisaje de la ciudad e incluso, lo que consideran más grave, a su patrimonio histórico. La Unesco podría retirar al conjunto histórico de la ciudad la calificación de Patrimonio de la Humanidad .
