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Bienvenido, Mr. Cruise

¿Era para tanto? ¿Tan bueno iba a ser el rodaje de ‘Knight&Day’ que se iba a forrar toda Sevilla? ¿Tan malo que el caos estaba servido? Ni lo uno ni lo otro.

el 17 nov 2009 / 22:09 h.

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El ex presidente bético Hugo Galera.

Americanos, os recibimos con alegría, americanos... Bien podrían estar cantando esto los sevillanos ante el rodaje en pleno casco antiguo de la última de Tom Cruise, Knight&Day. Con famoso por en medio o sin él (porque ni Tom Cruise ni Cameron Díaz han puesto aún sus carísimos pies en la capital hispalense), con dobles, motos y disparos en mitad de la calle, los de aquí se echan a la calle movidos por la curiosidad a lo desconocido: no todos los días la ciudad en la que uno vive se convierte en un plató.

Como el Bienvenido, Mister Marshall de Berlanga, el pueblo se ha preparado para recibir la visita de los estadounidenses, algunos con más reparo que otros, eso sí. Las reacciones de trabajadores y viandantes van desde la curiosidad a la indignación. Se ha dicho de todo: "Por fin Sevilla dejará de ser una desconocida para el resto del mundo", comentaban algunos orgullosos como la joven Laura Franco. "La ciudad se rinde ante los grandes americanos que nos paralizan la ciudad a cambio de nada", criticaban las voces escépticas como la del taxista Juan Gómez ante tanto tinglado made in Hollywood.

Pero lo cierto es que la gran mayoría de los sevillanos no se posiciona en ninguno de estos dos extremos, tan sólo disfrutan siendo testigos del alto acontecimiento, e incluso algunos participando en él. Se sabe que la cifra de extras asciende a 3.000, pero el gremio de los conductores de tranvías y el de los coches de caballos también se han visto inmersos en el rodaje. "Nunca había actuado", comenta Antonio Misut, conductor del tranvía que recorrió a toda velocidad parte de la avenida el lunes, "pero me lo he pasado en grande y repetiría encantando aunque no me hayan pagado nada". El cochero José Félix comparte su ilusión, pero se queja de no haber participado más en la trama: "Apenas he tenido que hacer nada, sólo cuidar del caballo y no armar mucho jaleo." El dueño de uno de los quioscos anclados en la Plaza Nueva tuvo que abandonar su negocio durante la jornada del lunes, pero afirma que, de haber requerido su participación la producción del filme, "hubiese aceptado de buena gana".

La última comedia de acción, de esas taquilleras hasta decir basta, se rueda en la avenida de la Constitución sacudiendo las tranquilas vidas de los trabajadores cuyos negocios están justamente en el sitio donde se ruedan algunas de las escenas de Knight and day. Acostumbrados a una rutina que pocas veces se ha visto rota por un acontecimiento semejante, dependientes, taxistas, cocheros, e incluso conductores del tranvía cuentan cómo es vivir por un día en un plató de cine. Muchos vivieron tras las puertas de sus negocios cerrados, pendientes de todo.

¿Quién no se ha enterado a estas alturas de lo que se está cociendo en Sevilla estos días? Ni con la visita del intelectual más sabio del mundo se armó ni armará tanto revuelo jamás, pero la sociedad española del siglo XXI parece que tampoco ha variado tanto con respecto a la que retrató Berlanga allá por 1953. Y Tom sin venir... Mientras llega o no, los amantes de los celebrities se desquitan con su doble. Algo es algo.

Antonio Sánchez,  52 años, quiosquero: “Llevo toda la vida trabajando en este lugar y nunca había vivido una experiencia como este rodaje. Me llamó mucho la atención ver los coches derrapando y las motos dando saltos espectaculares.”

Nazaret García,  20 años, estudiante: “No pudimos abrir la tienda ni sacar los puestos a la calle hasta más de las siete de la tarde. Aunque tuvimos el negocio cerrado, pudimos ver actuar a los especialistas y escuchar los disparos y las motos.”

José Felix Medrano, 30 años, cochero: “Contrataron seis coches de caballos para el rodaje, pero nosotros no participamos. Nuestra única función era permitir a mujeres vestidas de flamenca y señores mayores subirse a los carros.”

Antonio Mesut,  40 años, conductor: “Los conductores del tranvía circulábamos a mayor velocidad que cualquier día; el especialista que cruzó la vía se jugó la vida. Ha sido una experiencia nueva que quiero mostrarle a mis hijas.”

Laura Franco, 30 años, dependienta: “La tienda se mantuvo abierta pero con menor público. Los agentes de seguridad se portaron genial con nosotros durante todo el rodaje, pero fue un desengaño no poder ver a Tom Cruise.”

Rinko, 26 años, dependiente: “Esta película nos afectará negativamente porque en un día tenemos unos beneficios de 700 euros y ayer no pudimos abrir la tienda en toda la mañana. Me impactó ver trabajar a los dobles de los actores.”

Juan Gómez, 52 años, taxista: “LLevo 22 años de taxista y he visto más rodajes pero ninguno como éste. El tráfico en las calles era infernal y eso que sólo actuaban especialistas; la gente sigue pensando que Tom Cruise está aquí.”

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