Eso dice Obama, la gran promesa; sea por el voto hispano, sea porque tiene visión larga del español. Lo cierto es que ha dado la gran coartada a los ultraconservadores para emprender una nueva cruzada en defensa de la primera lengua del Imperio, del "only english", con manifiestos incluidos, probablemente plagiados del de por aquí.
Una legión de activistas, intelectuales, fundaciones, medios, cabilderos, e incluso viejas en los oficios religiosos, claman y rezan por la maldad del candidato, encima mulato, demócrata. El inglés no es la lengua oficial de la federación y, como tal, no tiene protección constitucional y no se imaginan cómo les fastidia a los neos y al turismo el que en La Florida, Nuevo México, California, Puerto Rico y otros estados, se rotulen anuncios o información cívica en español.
La lingua franca del mundo, de internet, está en peligro; pronto, dicen, los niñamericanos no sabrán inglés, ante la fecundidad -es que somos muy machos- de los hispanos. Lo que no consiguieron, ni consiguen, los intelectuales españoles comprometidos, reales academias, toreros, futbolistas y tonadilleras lo van a lograr los trabajadores emigrantes, forzados por la élites criollas a cruzar el río Grande, como pudo comprobar in situ Aznar, obligado a expresarse con marcado acento tejano.
Desde 1898, el español se ponía como el sol, ya no es constitucional en Filipinas -lógico después de colgar a Rizal, el delicado poeta hispano artífice de su emancipación- y sólo quedan reliquias como el chabacano o el chamorro en Guam, aunque se mantiene con vigor bilingüe en Puerto Rico. Pasó lo propio en Marruecos, pasará en el Sáhara y veremos en Guinea.
Y a mí que me da envidia y admiración la gente bilingüe: quebequenses, yanitos, andorranos, catalanes, suizos, marroquíes, tienen como una especie de euroconector. Algunos sostienen que un estado pluricultural, bilingüe, es más rico. No sé pero me gustaría saber si, al menos, no es tan nervioso y paranoico.
Licenciado en Derecho y Antropología.
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