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Birmania acepta por fin que entren los cooperantes internacionales

Más de veinte días después de que el ciclón Nargis azotara el sur de Birmania y se saldara con 77.738 muertos y 55.917 desaparecidos, el régimen militar del país abrirá finalmente las puertas. Foto: EFE.

el 15 sep 2009 / 05:18 h.

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Más de veinte días después de que el ciclón Nargis azotara el sur de Birmania y se saldara con 77.738 muertos y 55.917 desaparecidos, el régimen militar del país abrirá finalmente las puertas a los cooperantes internacionales que prestarán ayuda a los 2,5 millones de damnificados.

Casi dos horas estuvieron reunidos en Naypidaw -bastión del régimen y nueva capital del país- el jefe de la Junta Militar, el general Than Shwe, y el secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, para que sus negociaciones llegaran a buen puerto y se alcanzara finalmente el acuerdo, sobre el que no ha transcendido en cambio el grado de libertad de movimiento que las autoridades concederán a cooperantes y empleados de las agencias de la ONU.

"Ha acordado permitir el acceso a todos los cooperantes cualquiera que sea su nacionalidad", declaró Kimoon tras el encuentro, mientras que otras fuentes de la ONU indicaron que el general Shwe se refirió a las restricciones de acceso a la región afectada señalando que "no veía razón por la que eso no podía ocurrir mientras sean genuinos trabajadores dedicados a la ayuda humanitaria y esté claro qué es lo que van hacer".

Sin embargo, el número uno del régimen se negaba incluso momentos antes de la reunión a permitir el pleno desembarco humanitario, pese a que numerosas organizaciones habían ofrecido desde el principio medios para prevenir la hambruna y las enfermedades en la región del delta del río Irrawaddy, arrasada por el ciclón. Nada más lejos de la realidad, la mayoría de los extranjeros que unos días después del ciclón consiguieron alcanzar las aldeas destruidas, fueron incluso expulsados de la zona por las fuerzas de seguridad, que llegaron a establecer puestos de control en todos los accesos.

No obstante, la suspicacia de la Junta Militar ante la llegada de extranjeros al país parece haber aflojado y el general Shwe "ha adoptado una posición flexible sobre el asunto", añadió Ban, quien explicó que era de "importancia crucial permitir la entrada de los trabajadores lo más rápido posible y que la ayuda se distribuya entre los necesitados lo antes posible".

El acuerdo de cooperación contempla también que el aeropuerto de Rangún, situado a las afueras de la ciudad, sea el que reciba los aviones con ayuda, así como el centro logístico y de las operaciones de distribución, aunque continuará prohibiendo en cambio la entrada de helicópteros y buques militares.

Por su parte, el primer ministro birmano, general Thein Sein, señaló el jueves que la ayuda distribuida por el Ejército y e instituciones estatales birmanas ha cubierto las necesidades básicas de los damnificados, mientras que la ONU sostiene que únicamente el 25% de las víctimas han recibido asistencia humanitaria.

Espías. El acuerdo no está exento de peros y el gobierno birmano ha desplegado una red de espías para controlar la distribución de la ayuda. Junto a las aldeas situadas al borde de la única carretera que surca el delta del río Irrawaddy, los chivatos del régimen se encargan de que nadie, y sobre todo ningún extranjero, vea cómo se reparte el material de emergencia. Además, varios agentes vestidos de paisano refuerzan el control en los puestos militares a la entrada de cada pueblo.

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