Primero fue el Thor de Kenneth Branagh, una cinta que, como ya comentamos en la correspondiente crítica, fallaba en equilibrar la acción de Asgard con aquello que acontecía en la Tietrra, quedándose al final en un quiero y no puedo del que se salvaban, eso sí, las majestuosas secuencias de acción orquestadas por el realizador británico. Después fueron los alumonos de la primera clase de X-Men dirigidos por Matthew Vaughn. Un innecesario viaje al pasado del grupo mutante para narrarnos los orígenes del mismo, y las causas de la notoria enemistad entre Charles Xavier y Erik Magnus Lehnsher. Y ahora le toca el turno al Capitán América, el primer superhéroe (aunque eso, como veremos a continuación no sea del todo cierto) del universo Marvel y pieza fundamental e imprescindible para los planes de los estudios de estrenar el año que viene la por muchísimos esperada versión de Los Vengadores , dirigida por Joss Whedon.
Pero no nos adelantemos y gastemos unas líneas en viajar un poco al pasado, concretamente a 1940. Con Europa enfrascada en la lucha contra el nazismo y unos Estados Unidos aún reticentes a meterse de cabeza en la contienda (cosa que cambiaría en diciembre de 1941 con el ataque a Pearl Harbor), muchas eran las voces norteamericanas que se alzaban pidiendo al Gobierno un carácter más intervencionista en un conflicto que podría haber cambiado para siempre la faz del mundo que conocemos. Una de estas voces era Timely Comics, una pequeña editorial que, tras haber surgido como alternativa a los dos grandes éxitos de DC -Superman y Batman- había creado con cierto éxito a la primera Antorcha Humana (de ahí que, como decía antes, el Capi no sea verdaderamente el primer superhéroe de la Marvel). Aprovechando la desazón que invadía a muchos de sus compatriotas ante los desoladores acontecimientos en el viejo mundo, Timely, a través de Joe Simon y un Jack Kirby al que todavía le quedaba mucho que andar para convertirse en la leyenda que terminaría siendo, publicaba, sin mucha confianza, en diciembre de 1940 el primer número de Capitán América, con una portada que no dejaba lugar a dobles interpretaciones. En ella se representaba al Capi asestando un puñetazo en toda la mandíbula a un sorprendido Adolf Hitler. La respuesta del público no se hizo esperar y ese primer ejemplar terminó vendiendo casi un millón de números (todo un récord no sólo para la época, sino en la historia del noveno arte), un ritmo que mantuvo mientras la contienda se prolongó superando en muchas ocasiones a la propia revista Time mientras que en sus páginas el alter ego de Steve Rogers luchaba contra Nazis, japoneses y todo aquello que amenazará "la verdad, la justicia y el modo de vida americano" que diría Superman.
Apocado hombrecillo nacido en 1917 en el Lower East Side de Manhattan, Steve Rogers es el arquetipo encarnado del sueño americano: un hombre sin muchas posibilidades y físicamente inferior que, gracias a su empeño y tesón, consigue entrar en el Ejército para así poder hacer frente a la amenaza de la Alemania nazi.
Elegido para un proyecto supersecreto del Gobierno, que investiga la creación del soldado perfecto gracias al denominado "suero del supersoldado", Steve Rogers cambiará de la noche a la mañana, pasando a ser una corpulenta máquina de matar que luchará sin descando por librar al mundo de la tiranía.
Tras siete generaciones de publicación casi ininterrumpida (sólo brevemente durante una década, la de los 50, que supuso un duro revés para la edición de cómics en general), Rogers y su alter ego han conocido tantas historias como equipos creativos han incidido en contarnos las mil y una facetas del idealista héroe. Y como siempre pasa en la maquinaria americana, estaba claro que el personaje no podía tardar en conocer su contrapartida en celuloide, encontrando ésta, primero, en un serial de 1944 de quince episodios que hizo las delicias de los niños de la época y una segunda intentona de adaptación a la gran pantalla más que olvidable en la que Cráneo Rojo, su peor enemigo, era transformado en un fascista italiano (sic).
Obviamente, en la febril tesitura actual que envuelve a Hollywood de cara a que todo aquello que esté en viñetas es susceptible de ser trasladado al cómic, y dada la importancia que tiene dentro del tejido del Universo Marvel, resultaba extraño que la editorial (y productora) hubiera optado por Spiderman, Hulk o Iron Man antes de apostar por este seguro caballo ganador que es el Capitán América. Aunque no tan extraño una vez se supo que la primera (y genial) entrega de Iron Man era el peldaño fundacional sobre el que, poco a poco, se iría asentando un cohesivo proyecto de universo cinematográfico que intentaría trasladar las complejidades de décadas de continuidad aviñetada a la gran pantalla. Así, tras las dos entregas de Iron Man, el Hulk de Leterrier (protagonizado por Edward Norton), la ya mencionada Thor y este Capitán América que se estrena mañana en nuestras pantallas, todo estará preparado para que el próximo año tenga lugar el mayor acontecimiento del Universo Marvel , en el que podremos ver a los mayores héroes de la Tierra reunidos bajo un único título (y ya me imagino a los de Warner/DC mordiéndose los puños de rabia por no haber sabido concretar un movimiento parecido con sus personajes).
A la espera de lo que Whedon sepa concretar, la cinta del Capitán América cuenta con la dirección de Joe Johnston (un artesano del cine norteamericano responsable de cintas como Rocketeer, adaptación de cómic, o la tercera entrega de Parque Jurásico) para trasladarnos en todo su esplendor a la Segunda Guerra Mundial. Con un diseño de producción que, por lo que se ha podido ver, se ha cuidado al máximo. La que a priori se antoja como la mejor decisión de la cinta es la que respecta a la elección de Chris Evans como Steve Rogers (un Chris Evans al que, por cierto, me encontré en una tienda de cómics de Nueva York y del que puedo afirmar que es tan guapo como aparece en la cinta, y sin necesidad de maquillaje). Al lado de ese rubio de ojos azules, perfecta encarnación del ideal norteamericano (y ario, pero eso es harina de otro costal) encontraremos a Tommy Lee Jones como el General Chester Phillips, el que le ofrecerá la oportunidad de convertirse en el Capi, a Hugo -agente Smith/Elrond - como Cráneo Rojo y a la bella Hayley Attwell como Peggy Carter, el inevitable interés romántico de la cinta.