MÁS FOTOS EN LA FOTOGALERÍA La salida del Cerro del Águila es la mejor muestra de la idiosincrasia de este barrio sevillano. Tantos años alejado de Sevilla le valieron para valerse por si mismo y convertirse prácticamente en un pueblo pegado a la capital. A pesar de la lejanía la hermandad del barrio realizó hace 25 años su estación de penitencia la Catedral por primera vez. Este Martes Santo la corporación celebraba sus bodas de plata dando ejemplo y enseñando a toda la ciudad como debe ir un cortejo a la seo sevillana. Vaya desde donde vaya.
Los cerreños sienten la hermandad como algo propio. El humilde barrio sevillano se engalanó completamente para el paso de la cofradía y era difícil encontrar un balcón sin su colgadura con la imagen del Cristo del Desamparo y Abandono o la Virgen de los Dolores. La salida estaba prevista para los doce menos diez pero desde las once la calle Afán de Ribera estaba ya prácticamente llena. Niños, jóvenes, abuelos, padres y familias. Todos en familia para dar gracias a las imágenes de su devoción y para pedir salud y trabajo. Algo que hace mucha falta en este barrio de gente trabajadora que encomienda su futuro a su patrona oficiosa. 
La hermandad de El Cerro realiza su estación de penitencia. Foto: Pepo Herrera
La primera ovación fue para la Cruz de Guía, justo cuando se abrieron las puertas de la parroquia para que comenzaran a salir los casi dos mil nazarenos de la cofradía. El primer delirio llegó cuando el paso de Cristo cruzó los dos dinteles que debe superar para salir a la calle. La banda del Sol tocaba con más fuerza que nunca para que las palmas rompieran a aplaudir y el paso de misterio comenzó a girar para buscar Afán de Ribera camino de Aragón y enfilar su camino al centro.
La otra muestra de que el Cerro es una cofradía grande estuvo en la presidencia del palio. Carlos Amigo Vallejo, cardenal de Sevilla, quiso estar con sus hermanos cerreños como hizo hace ahora un cuarto de siglo en su primera salida en la Semana Grande de Sevilla. Minutos después, la Virgen de los Dolores provocó el delirio de todos. Una gran petalada acompañó su salida al tiempo que veinticinco palomas blancas comenzaron a volar para recordar los años que lleva esta cofradía yendo a la Catedral. El palio se adentró con la gente del barrio para que cientos de personas fueran junto a Ella camino de la Campana.
