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Bodas de platino al martillo de La O

Los Ariza cumplen tres cuartos de siglo mandando los pasos de la cofradía trianera.

el 04 mar 2010 / 20:28 h.

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Inauguración. El delegado de Salud y el alcalde de Alcalá visitaron ayer las instalaciones.

Conservar un martillo durante tres cuartos de siglo en la Sevilla de hoy se antoja casi imposible. Pero en esa cofradía con sabor a la Triana añeja que es La O, sólo conocen de un apellido en las delanteras de sus pasos, ya que este 2010 la familia Ariza cumple 75 años desde que Rafael Ariza Aguirre levantara por vez primera en 1935 sus pasos como capataz titular de la cofradía.

La historia de la llegada del apellido a la corporación es bastante curiosa. "Mi abuelo por parte de madre era el capiller de El Cachorro, lo que influyó para que mi otro abuelo -Ariza Aguirre- comenzara a sacar El Cachorro en el año 30", narra Rafael Ariza Sánchez, actual cabeza visible de la dinastía y decano de los capataces sevillanos, una distinción que, aunque venida a menos, siempre fue tenida muy en cuenta entre la gente del martillo y el costal. "A finales de 1934 llegamos a un acuerdo con Bejarano por el que intercambiamos las cofradías", comenta.

Además, también este 2010 la familia cumple cien años delante de los pasos de Sevilla. Ariza el viejo, como se conocía al fundador de la saga, comenzó junto a Rafael Franco Luque como costalero para pasar, en pocos años, al puesto de capataz de Cristo. Sobre 1910, comenzó a firmar cofradías de gloria en solitario: "el Rosario de los Humeros, la Virgen de la Paz, la Virgen de la Pera, el Rosario de San Marcos, que ahora es el de San Julián", recuerda su nieto. Ya en 1924, el viejo firmó su primera cofradía de Semana Santa, la de Santa Cruz, con la que también le unió una vinculación de décadas. En estos cien años, los martillos de casi todas las hermandades de Sevilla conocen de voces de mando al puro estilo Ariza.

75 años en Triana. En La O, donde se cumplirá este Viernes Santo la vinculación más larga que se conoce de un apellido a una cofradía, hay que anotar que hubo dos años sin Arizas al frente de los pasos. En el 72 y 73, ante la acusada enfermedad de José Ariza Mancera, exponente de la segunda generación, la familia decidió retirarse. En el 72 Domingo Rojas y el Moreno sacaron la cofradía y en el 73 lo habría hecho Vicente Pérez Caro, pero llovió aquel Viernes Santo. Aquellos años el cuerpo de nazarenos contó con más Ariza que nunca, pues la vinculación de la familia a la hermandad es, desde el inicio, mucho más que un simple acuerdo para sacar los pasos. De hecho, uno de los miembros de la cuarta generación, Ramón Ariza Moreno, es actualmente su mayordomo.

En el 74 regresaron con fuerza, creando en 1975 la primera cuadrilla de hermanos -o de no asalariados-. El insuficiente número con el que contaban hizo que los jóvenes trianeros se unieran a los de San Esteban, cofradía a la que curiosamente regresó la dinastía hace cuatro años.

"La O es una cofradía peculiar pues está bastantes horas en la calle, el palio pesa mucho y no se puede ir continuamente sobre los pies", analiza el patriarca de la familia. "Los pasos van cada vez mejor. Ha venido una cantidad de chavales buenísimos que hay que aprovecharlos", asegura el decano.

Según Rafael, objeto del cariño del mundo de abajo, "La O ha tenido siempre la virtud de que todos los costaleros querían mucho a la hermandad, de hecho muchos mayores, ya con nietos y todo, no dejan de venir a ver a la Virgen, y le tienen un cariño especial a la hermandad".

Esta noche, la hermandad trianera celebra una cena de homenaje a la familia en el hotel Alfonso XIII. Son ya cuatro generaciones en las cofradías. A la tercera, segada el pasado año con la retirada de Pepe Ariza tras cincuenta años por problemas de salud, le sigue una cuarta que es ya heredera de pleno de la esencia del apellido. Rafael, Pedro y Ramón Ariza Moreno conforman junto a su primo Antonio Ariza Bueno la generación que puede celebrar el hito de cumplir un siglo mandando una cofradía. Y la quinta ya está en la recámara.

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