A bombo y platillo nacía a finales de 2004 una nueva sociedad inmobiliaria, Boreal, integrada por cuatro promotoras sevillanas y respaldadas por El Monte y Caixa Galicia, que aspiraba a conseguir un trozo de la tarta que se repartían las grandes firmas del sector. Ahora, ha iniciado el primer proyecto después de una serie de avatares y reajustes accionariales.
Mucho ha llovido desde ese momento. En la foto aparecía el todavía presidente de El Monte, José María Bueno Lidón, la directora general de la entidad, María Luisa Lombardero y el director general de Caixa Galicia, José Luis Méndez, junto a cuatro promotoras sevillanas: Azagra, Novaindes, Edificarte y Solurban.
Fue un nacimiento por todo lo alto, con grandes expectativas y ambiciosos objetivos: un capital social de 12 millones de euros y una previsión de 14.000 viviendas. Sin embargo, la realidad dista aún mucho de ese deseo.
A día de hoy, la sociedad Boreal Desarrollo Inmobiliario -surgida antes del tirón de orejas que le dio el Banco de España a El Monte por la excesiva concentración de riesgo en el ladrillo- mantiene en su capital a "dos socios fiables y sólidos" la sucesora de El Monte, Cajasol, y Caixa Galicia, que mantienen sendas participaciones del 20%, las mismas que cuando se constituyó la sociedad.
No obstante, de los cuatro promotores que impulsaron el proyecto sólo queda uno: Azagra, que detenta en solitario el 60% restante, tras asumir la parte de Solurban, Novaindes y Edificarte, un proceso de reajuste que concluyó en julio del año pasado. Y, aunque ha costado lo suyo, la empresa comienza a dar sus primeros pasos efectivos.
Así, según explicó a este periódico el presidente y consejero delegado de Azagra, Manuel Amador -que cuenta con esa participación a través de la sociedad patrimonial Sena, que es 100% de Azagra-, se han iniciado los trabajos de urbanización de un polígono industrial en el municipio de Gines, La Cerca del Pino 2, del que se han comercializado ya las primeras parcelas, con la previsión de que estará concluido en un periodo de entre seis y ocho meses.
Amador reconoció que las expectativas de crecimiento con las que nació Boreal no han tenido su reflejo, aunque incidió en que la "bondad y la diversidad" de los suelos que componen su cartera "nos permite afrontar la situación específica de Boreal con bastante tranquilidad". Y es que, según señaló, el valor de tasación de esos suelos, que se localizan en San Roque (Cádiz), Chiclana (Cádiz), Gines (Sevilla), Lepe (Huelva), El Castillo de las Guardas (Sevilla), Yebes (Guadalajara) y Oviedo, se eleva hasta los 285 millones de euros.
Y de éstos, sólo el de Gines es suelo para uso industrial y empresarial, mientras que el resto es residencial, a excepción de los terrenos de San Roque, que cuentan también "con un volumen importante" de suelos de uso terciario y comerciales, precisó.
Amador achacó al largo proceso para cambiar el uso de los suelos de rústicos a urbanos, que se suele prolongar entre los tres y cinco años, la tardanza en iniciar la andadura de Boreal.
A eso se suma que, para la gestión, "es más complicado poner a tantos socios de acuerdo", una traba ya superada desde mitad de 2007, lo que explica que la sede social de Boreal Desarrollo Inmobiliario se haya trasladado a la misma que ocupa actualmente Azagra, en Mairena del Aljarafe.
