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Borrando las huellas del maltrato

Una estela de huellas de pies ensangrentados quedó ayer en el recorrido de la manifestación contra la violencia hacia las mujeres que congregó a unas 2.000 personas al mediodía en la Plaza Nueva. Era la forma ideada por la plataforma feminista Mujeres de Negro.

el 14 sep 2009 / 20:41 h.

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Una estela de huellas de pies ensangrentados quedó ayer en el recorrido de la manifestación contra la violencia hacia las mujeres que congregó a unas 2.000 personas al mediodía en la Plaza Nueva. Era la forma ideada por la plataforma feminista Mujeres de Negro de escenificar la sangría de vidas que el maltrato deja tras de sí cada año.

"Pero hoy hay muchos más hombres, antes sólo éramos mujeres", decía optimista María del Mar, poniendo de relieve el giro que ha tomado la lucha contra los malos tratos en los últimos años. Era también el mensaje oficial de Acción Alternativa, que repetía sus carteles del año pasado con el lema No te hagas el loco. Hombres con los carritos de sus hijos, con banderas de la CGT, en grupos o en pareja, que se han ido sumando año tras año a los actos del Día contra la Violencia Machista, que se celebraba ayer.

"El hombre que maltrata es una rata", "el amor no es ciego", "Basta ya, ni una muerta más" y otros lemas improvisados de ritmo imposible se corearon a lo largo de la manifestación, convocada por la Plataforma 8 de Marzo y en la que no dejaron de reclamarse "buenos tratos". Desde la pancarta de la cabecera, llevada sólo por mujeres y en la que un enorme "No" tapaba palabras como maltrato, discriminación o desigualdad, se iniciaba cada cierto tiempo un recuento: "1, 2, 3, 4..." y así hasta 69, el número de mujeres muertas este año en España, ocho de ellas andaluzas.

En un segundo plano, por debajo de las consignas, podía escucharse a los manifestantes reflexionar sobre cómo la violencia machista se ejerce de forma cotidiana y afecta a la vida de muchas mujeres, aunque no lleguen a morir o sufrir lesiones graves.

El ambiente festivo del inicio se ensombrecía al final, donde voluntarias de la plataforma Mujeres de Negro mojaban sus pies descalzos en barreños con tinte rojo para dejar una hilera de huellas sangrantes, otra forma de recuerdo a las víctimas mortales.

Unas huellas que conoce bien Rosa. Su hija Susana, de 20 años, fue asesinada de un tiro en la frente hace dos años por su novio, en la casa que compartían en Los Pajaritos. Su familia llevó ayer a la protesta grandes fotos de Susana, sonriente con su hijo en brazos: el bebé que presenció el crimen, por cuya custodia Rosa sigue peleando con la familia del agresor, condenado a 17 años de cárcel. "Cada año lo llevo peor porque la echo más de menos", se lamentaba ayer.

El reguero llegó a la Alameda, donde Anastasia Nze, presidenta de la asociación andaluza Afromujer, leyó un manifiesto que reclamaba una acción política más decidida, "que trascienda de las palabras y las buenas intenciones", para luchar contra golpes, violaciones o mutilaciones genitales, pero también contra la invisibilidad, la discriminación salarial y cualquier tipo de presión machista. "Por una sociedad sin violencia", concluyó, mientras detrás de ella se levantaban los velos de siluetas femeninas en las que se leían las más terribles cifras del maltrato en el mundo.

"Ha venido mucha gente, pero sabe a poco una manifestación, ¿no?" decía una chica al alejarse.

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