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Borraré tu nombre hasta de las piedras

el 22 sep 2011 / 20:25 h.

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Antonio Rodrigo Torrijos y Juan Ignacio Zoido, en uno de los debates celebrados en la pasada campaña.

Los romanos, que eran muy propios para estas cosas, tenían una costumbre que bautizaron con el contundente nombre de damnatio memoriae, que traducido viene a ser algo así como condena de la memoria. Es verdad que además de los romanos también lo hicieron muchos otros pueblos, pero queda más resultón decirlo en latín y encima ellos se aplicaron a la causa con ganas, sólo hay que buscar el término en la Wikipedia y te sale un listado que da miedo. La cosa venía a ser que si a toro pasado se decidía que un emperador lo había hecho fatal se borraba su memoria pública pero literalmente, porque no sólo se tiraban las estatuas que fuera menester sino que también se eliminaba su nombre de monumentos y hasta de la estela más pequeñita, borrándolo a cincelazo limpio si hacía falta. Pues una cosa así es lo que le está pasando a la etapa que estuvo IU en el gobierno del Ayuntamiento de Sevilla: no sólo se está desmantelando casi todo lo que hizo sino que se pretende borrar hasta su recuerdo, como si no hubiese pasado por allí. Vamos, que si pudiera el PP cogía y borraba las cintas de Giralda TV y eliminaba con photoshop el perfil de Antonio Rodrigo Torrijos de las imágenes de la vida municipal de estos ocho años, como cuenta la leyenda que hacía el camarada Stalin con las fotos en las que salían compañeros de filas que, pasados los años, no superaban su personalísimo test de rojerío.

Era esperable, e incluso lógico, que el PP desmontara buena parte de lo hecho por el gobierno PSOE-IU, pero es que en el caso de la coalición de izquierdas parece que se hace con un puntito de satisfacción, como el que disfruta con la cosa. La Oficina de la Bicicleta, Sevilla Global y la Fundación DeSevilla ya cayeron a los pies de los caballos, y lo último ha sido el freno al parque social de viviendas y fulminar el departamento de ayuda a los inquilinos que sufren abusos, que dicho así suena y se entiende mejor que por su nombre de Otainsa. Que sí, que IU podía haber hecho las cosas mucho mejor y según el PP todavía queda mucho por investigar, pero hay defenestraciones (como lo de la bicicleta o las viviendas sociales) que son antiestéticas por mucho que el gobierno municipal diga que estas funciones se enmarcan ahora en la maraña burocrática de otra delegación. Y es que era todo un símbolo y una contundente declaración de intenciones de hacia qué dirección caminaba Sevilla tener estos departamentos con sus nombres y apellidos (y admitiendo que cualquier denominación era mejor que la de Otainsa, que quede claro).

Vale que Torrijos es un personaje singular, una figura tanto más difícil de tragar cuanto más cojee uno de la derecha, pero a la fuerza, por una pura cuestión de estadística si nos ponemos, todo lo que hizo no pudo ser tan malo para que se le haya recetado esta damnatio memoriae a toda su obra. No digo yo que Juan Ignacio Zoido sea un emperador como aquellos (aunque eso del culto divino a la persona tendría que hacérselo mirar) que oficialmente obligaban al personal a olvidarse de su antecesor, pero ahora que hablamos de promesas cumplidas o no por aquello de los primeros cien días podría recordarse que juró y perjuró que no entraría como un elefante en la cacharrería. ¿Recuerdan aquello del cambio tranquilo? Pues se ve que la cosa no iba con lo que hizo IU, por mucho que haya cambios tan infantiles como bautizar como Paseo Vivo y trasladar al Paseo de Colón lo mismo (pero lo mismito, vamos) lo que entonces IU llamaba Ciclovida, se celebraba en un tramo de la Ronda Histórica y fue tan ridiculizado por el PP. Y todo esto en cien días, a ver qué ocurre en los más de 1.300 que el alcalde tiene todavía por delante.

Aunque uno de sus últimos anuncios, calentito de esta semana, ha sido para poner, no para quitar: el bonobús para mayores de 65 años será gratis desde 2012 para todo el que alcance esta edad, ya gane 300 o 3.000 euros al mes. En realidad esto sí supone cargarse otra pequeña herencia de IU, que siempre peleó por la progresividad, por que se beneficiarán las rentas más bajas (el tope estaba en 1.500 euros) y que pagaran los que tienen más dinero. Porque una cosa es estar jubilado y otra lo que cobra cada cual en esta situación, que los hay que dan pena y otros que dan envidia. Medidas de este tipo son populares, como lo es todo lo que es gratis, pero socialmente injustas. Al final no pagarán por ir en Tussam personas que no pasan fatiguitas que digamos, todo ello con un dinero que debería dedicarse a menesteres más justos. O a tapar agujeros, que se supone que el Ayuntamiento era un Titanic a punto de hundirse con tanta deuda, ¿no?

amorente@correoandalucia.es

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