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El consejero José Antonio Bosch ha tocado este jueves en Canal Sur un par de temas controvertidos. El primero, la designación de Santiago Pozas como director general. Bosch admitió lo que es vox pópuli casi desde el principio, y sólo hay que echar un vistazo a las webs verdiblancas para comprobarlo: en la empresa que dirigió ese proceso de selección trabajaba un hermano de Pozas. El administrador judicial de las acciones de Farusa lo reconoció y alegó en su defensa que se enteró "con carácter posterior" al nombramiento. No contestó qué habría hecho si lo hubiera sabido antes, pero aseguró que Pozas habría sido despedido si su trabajo no hubiera convencido al consejo. "En el Betis estamos contentos con todo el mundo en todos los puestos. Si no fuera así, el siguiente paso sería el despido", afirmó. Pozas ocupa el cargo desde diciembre de 2011.
El segundo asunto es la perspectiva económica para la próxima temporada. Bosch advirtió que la austeridad volverá a ser la piedra angular del proyecto. "Sin la certeza del ingreso no vamos a gastar más de lo que podemos, porque esa hipotésis ha arruinado a muchos clubes. El problema es adelantar el gasto sin el ingreso; así vienen las bofetadas. No nos vamos a volver locos. Con los recursos que tenemos debemos buscar la máxima rentabilidad", comentó. Para el abogado, por tanto, la situación está muy clara: "no hay dinero" a no ser que haya "ingresos extraordinarios", es decir, "la venta de un jugador".
En esa línea de discreción, Bosch añadió que su primer objetivo no es Europa, sino "que el Betis no vuelva a bajar a Segunda". El segundo objetivo es "que prime la cantera, aportando 1,5 jugadores al primer equipo por temporada". "Y a partir de ahí, en una cómoda posición, dar saltitos. Si después de todo eso podemos acortar los plazos del convenio vendiendo a algún jugador, pues por supuesto", sentenció.
