José Antonio Bosch ha dejado de ser el hombre que manda en el Betis. El administrador judicial y consejero bético dimitió el pasado martes 7 de enero, conminado por los miembros de su propio consejo de administración, a quienes no convencieron las explicaciones dadas por el abogado sobre sus vinculaciones profesionales con empresas proveedoras del Betis. Bosch defendió ante sus compañeros de consejo que estas actividades que realiza son del todo punto legales y que las pensaba seguir realizando, motivo por el que desde el consejo, donde nadie cobra y colabora de forma altruista, le pidieron la dimisión. O dimites tu o nos vamos todos los demás, vinieron a plantearle a Bosch, que presentó la dimisión como consejero la víspera del partido copero contra el Athletic. Miguel Guillén fue claro y contundente ayer a la hora de explicar los motivos que llevaron a los miembros del actual consejo a pedir la dimisión como consejero bético de Bosch, a la sazón administrador judicial de la mayoría accionarial del Betis. Lo hizo tras la presentación de Leo Baptistao como nuevo refuerzo bético hasta final de temporada: Bosch no es miembro del Consejo desde el pasado siete de enero. Nos sentamos con él para valorar sus actividades comerciales con algunos proveedores, él nos dijo que no eran ilegales, pero el Consejo le reprobó entendiendo que no eran actividades lícitas o compatibles con sus funciones en el club. Le pedimos su salida, algo que él aceptó. Las actuaciones de Bosch en este sentido no procedían con la línea altruista que llevamos en este club desde hace tres años y por eso se le pidió su marcha. EL DETONANTE. El club informó, a preguntas formuladas por el accionista y ex consejero Manuel Castaño -que sigue comprando acciones- antes de la última junta, que el despacho de abogados de Bosch había facturado 9.677,88 euros en el año 2012 a la empresa Gesalus SL, que tiene externalizados los servicios médicos del Betis desde 2011. Bosch sostiene que no existe incompatibilidad punible entre su actividad de administrador judicial o consejero y el asesoramiento jurídico a la citada empresa que factura al Betis, pero sus compañeros de consejo finalmente se lo reprobaron por entener que dichas actividades Guillén habló en plural en la rueda de prensa no eran compatibles con su cargo de consejero, no remunerado, en el Real Betis Balompié. Bosch sí tiene asignado un sueldo como administrador judicial, fijado en su día por la juez Alaya en un máximo de 12.000 euros mensuales, pero esa cantidad fue revocada por la Audiencia a petición de la defensa de Lopera, por lo que a día de hoy no se sabe lo que finalmente percibirá por su administración judicial, aunque hasta la fecha no ha percibido un euro. Al dimitir como consejero, José Antonio Bosch también lo hace como patrono de la Fundación Real Betis Balompié, en la que el consejo bético estaba representado por tres miembros, el presidente Miguel Guillén, el vicepresidente Pablo Gómez Falcón y el propio José Antonio Bosch, que ahora dejará su puesto a otro miembro del consejo. EL SUSTITUTO. La plaza de José Antonio Bosch en el consejo de administración del Betis fue ocupada el mismo día 7 por el secretario del mismo, Manuel Domínguez Platas, que acompañó ayer a Guillén en la rueda de prensa en la que dio cuenta de la dimisión del administrador judicial. El consejo del Real Betis Balompié queda actualmente compuesto por Miguel Guillén como presidente; Pablo Gómez Falcón, vicepresidente, y los consejeros Isabel Simó, Fernando Criado, Fernando Casas, Antonio J. Fernández Pino y Manuel Domínguez Platas, después de que poco antes de la junta de accionistas dimitiera León Lasa.