El acusado de los ataques terroristas del día 22 en Noruega, Anders Breivik, ha reconocido ante las autoridades que tenía intención de cometer atentados después del coche bomba de Oslo y la masacre de la isla de Utoya, según la Policía, que ha declinado identificar esos posibles blancos, si bien el diario noruego VG informa de que el extremista puede haberse referido a la sede del Partido Laborista (AP) y el palacio real.
Breivik prestó declaración el viernes en la comisaría por segunda vez desde su detención. El acusado, presunto responsable de la muerte de ocho personas por el coche bomba de Oslo y de otras 69 acribilladas a tiros en la convención de Juventudes Laboristas de la isla de Utoya, testificó durante más de 10 horas, declaró el abogado policial, Pal-Frederick Hjort Kraby.
Según el letrado, Breivik estaba "más que dispuesto a cooperar" y respondió "calmado a las preguntas de los agentes". Fuentes policiales aseguran al diario VG que "no mostró reacción alguna" cuando supo la cifra total de muertos que causó.
La Policía centró el interrogatorio en repasar las respuestas de Breivik durante su primera comparecencia en comisaría, y después se dedicó a repasar los movimientos del sospechoso en los instantes previos a la explosión del coche bomba en el barrio gubernamental del centro de la capital noruega. Sus declaraciones serán comparadas con las imágenes captadas por las cámaras de seguridad para comprobar si actuó con alguien más.
Los interrogatorios policiales se extenderán a cualquiera que haya mantenido contacto con el sospechoso, quien a su vez será llamado a declarar "varias veces más" antes de que concluya la investigación. De momento, Breivik se encuentra confinado en una celda aislada cerca de Oslo.
Ayer se celebró además el primer encuentro de juventudes políticas tras el atentado, las del Partido Liberal, esta vez bajo una fuerte protección policial y con un calendario de actividades más corto de lo normal.