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Bretón afrima que la policía "alteró y manipuló" la hoguera

Su defensa sostiene que "los primitivos restos óseos", que dos forenses dijeron que eran de animales, "han sido sustituidos por restos óseos humanos".

el 14 feb 2013 / 20:28 h.

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El alcalde de Lora de Estepa, Salvador Guerrero.

La defensa de José Bretón, el padre que supuestamente asesinó a sus dos hijos, Ruth y José, el 8 de octubre de 2011 en Córdoba capital, y para el que pide la absolución, destaca en su escrito que la hoguera de la finca de Bretón en Las Quemadillas en la que se hallaron los restos óseos fue "rastreada, manipulada, agitada y alterada por miembros de la Policía Judicial".

Así se recoge en la calificación del abogado José María Sánchez de Puerta, a la que ha tenido acceso Europa Press, que indica que dichas acciones de los agentes no solo se llevaron a cabo durante la madrugada del día 9 de octubre de 2011, sino "en días posteriores", e incluso "los restos óseos fueron sacados de dicho lugar, trasladados a la Comisaría de Policía de Córdoba", revisados por la forense de la Policía Científica, quien, "al tener resultados negativos de restos humanos, ordenó que fueran llevados nuevamente a su sitio de origen, la hoguera, y una vez allí colocados indistintamente en dicho lugar".

Así las cosas y "sorpresivamente", aprovechando las vacaciones judiciales, la acusación particular remitió una serie de fotografías, facilitadas por la Policía Judicial, de los supuestos restos hallados en la hoguera, para el antropólogo Francisco Etxeberría, quien "sin ningún género de dudas y ante el simple visionado", acreditó que "las mismas pertenecen a restos humanos", por lo que solicitó una inspección de los mismos, "contraviniendo tajantemente los anteriores informes", tanto de un médico forense de los juzgados de Córdoba, como de la perito de la Policía Científica.

Dicho análisis, según la defensa, se efectuó en Madrid, "sin autorización judicial", en agosto de 2012, cuando Etxeberría emitió un informe "en el que no solamente se certifica que son restos humanos, sino que incluso se detalla la edad de los mismos, de dos y seis años, coincidentes con la de los menores desaparecidos".

Aún más, "se boceta en dicho informe la posible posición que la menor de los desparecidos tuvo en la citada hoguera". Así, la defensa cree que se debe "tener en cuenta", y por ello tacha de "temerario" dicho informe, que "la hoguera fue rastreada, manipulada, agitada y alterada por miembros de la Policía Judicial".

Igualmente, la defensa no está de acuerdo "en manera alguna con la evolución que dichos huesos han tenido a lo largo y ancho del procedimiento", pues, "sus múltiples traslados con falta de garantías procesales no pueden llevar a la conclusión de que esos sean los restos de los menores desaparecidos".

Al respecto, promulga "abiertamente que los restos óseos que constan custodiados en el Juzgado de Instrucción número 4 de Córdoba no se corresponden con los primeros restos encontrados en la hoguera y de los que dos profesionales acreditados certificaron su origen animal y no humano; que los primitivos restos óseos han sido sustituidos por restos óseos humanos, de edades comprendidas entre los dos y los seis años; con tal grado de calcinación que es imposible obtener el ADN correspondiente, y que por lo tanto su certificación genética pueda ser imposible".

"PRESIÓN MEDIÁTICA" PARA "EL CAMINO MÁS INJUSTO"

Esta "manipulación", a juicio del letrado, "aparte de injusta y antijurídica no puede tener otra justificación que la presión mediática que los responsables de la investigación tenían, no solamente de sus superiores inmediatos, sino también de la opinión pública nacional, teniendo en cuenta el tiempo transcurrido, los gastos ocasionados y el fracaso total de las investigaciones".

Ante ello, opina que "se ha tomado el camino más torticero e injusto que pueda recaer en una investigación", de modo que "se ha pretendido callar a la opinión pública con un hecho deleznable, y se nos está haciendo creer que la investigación ha llegado a feliz término. Nada más lejos de la realidad. Hasta el momento presente, ni sabemos a ciencia cierta el paradero de los niños, ni si los restos pertenecen a los mismos, y de cualquier manera consideramos temeraria la acusación de asesinato, sin saber a ciencia cierta la forma en que pudo producirse, si así ha sido, la muerte de los menores".

En definitiva, considera que "la tipificación formal de la figura del asesinato requiere unos condicionamientos inflexibles para poder configurar un hecho de tal gravedad", si bien en los autos que ocupan estos requisitos "brillan por su ausencia".

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