Economía

Bricolaje en Villa Rana

La inauguración de la segunda tienda de Brico Depôt en Sevilla coloca definitivamente el parque comercial Higuerón Sur en el mapa.

el 12 mar 2014 / 21:43 h.

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PEPO HERRERA PEPO HERRERA (FOTOGALERÍA. Apertura del Brico Depôt de Sevilla Norte) Y nunca se vio por aquí tanto coche y tanta gente en este culo del mundo, dicho este culo con primoroso y cariñoso respeto. «¿Ein? ¿Ciudad de la Imagen? ¿Higuerón Sur? Esto era antiguamente Villa Rana, pero vino un alcalde y le puso calle Espingarda». Una veintena de casas mal contadas y encajadas ahora entre parques comerciales y empresariales. A dos pasos abrió ayer sus puertas la cadena de bricolaje Brico Depôt, a dos y medio pronto lo hará la multinacional de muchísimas cosas Costco. Hablan dos vecinas, una de riguroso luto, la otra con colorido delantal. «Sí, ésa que usted dice (por Brico Depôt) nos da hoy vida, somos Sevilla». Es mediodía. Vueltas y más vueltas para encontrar aparcamiento. Parece mentira con lo grandísimo que es esto. Qué tendrá el bricolaje que los y las tiene locos y locas. Suena música discotequera. Viva la fiesta. Mezcolanza de trabajadores reales y de trabajadores que no tienen trabajo. «Vengo sólo a pistear», revela uno de estos últimos. «Yo vengo a por rodapiés», comenta uno de los primeros. Entre tanto mono y ropa de a pie, desentona un señor montado en corbata azul y pantalones de pinza que, no siendo directivo ni tampoco domingo de misa, nada tendría que hacer en casa. «A las doce de la noche ya había aquí gente haciendo cola». Imposible. «Pues sí, es verdad. Fotos existen. Y a las cinco de la mañana estábamos repartiendo café y pastas». No me lo creo. «Pues sí, créetelo». Diálogo entre periodista y responsable de Comunicación de Brico Depôt. «Verdad. Palabrita del Niño Jesús», atestiguan un empleado y uno de los guardias de seguridad. Será eso que llaman fiebre del bricolaje. Un disc-jockey sigue pinchando a estas horas justo a la entrada de la tienda. El after hours que sigue a la fiesta. Porque aquí hoy es fiesta. Y no es para menos. No todos los días al culo del mundo lo sitúan en el mapa. Que si el aire acondicionado, que si el césped artificial, que si el toldo para terrazas, que si el «set mobiliario de jardín». Que dicen que todo esto es lo más vendido, y tiene que serlo, sí, carros y carros son testigos, más esos camiones cuyas mercancías ni entran en el establecimiento, quedan afuera para cogerlas directamente, para qué meterlas si, en estas primeras jornadas de apertura, se agotan al momento, un visto y no visto. Pero no. PEPO HERRERA PEPO HERRERA El periodista no se conforma con ese rosario de artilugios. Algo muy tentador, prohibido, pecaminoso, tendrá que haber para que haya gente guardando cola desde las doce de la noche y sufriendo la intemperie. Deambula por aquí y por allá hasta desembocar en este denominado patio de la construcción, donde el carro es tu propio coche, llénalo con los materiales que quieras, y paga al salir. Y he aquí. No puede ser. ¡1,85 euros, 25 kilos de cemento gris! ¿El precio es por kilo, verdad? «No. Er zaco entero», responde tajante un operario que de albañilería, seguro, debe entender. Al lado, 1,45 euros 18 kilos de yeso. Descubierto el misterio –no sin recelo de cámara oculta–, el quid de una noche de guardia: aunque a esta tienda la llamen de bricolaje, los profesionales –albañiles, electricistas, fontaneros– rastrean tanto las gangas como los particulares. Y éstos compran no pocas veces por impulso, mientras que aquéllos saben realmente a por qué van y por dónde pueden ahorrar. De madrugada hubo hasta camiones de mediano tonelaje. Poco después de las 7 de la mañana, cuando la tienda levanta las persianas, ya se marchaban bien cargados. Ni camión ni coche. Vean a esta señora en bicicleta. Porque hasta aquí, sí, a este parque comercial justo cuando termina la barriada de Pino Montano, con salida directa a la Ronda Supernorte y a las espaldas de Torneo Parque Empresarial, se puede llegar siguiendo la línea verde del carril bici. ¿Qué le trae por aquí? «Sustrato, tierra para mis macetas». «Ahí», le indican. O aprieta mucho o esos cincuenta kilos, baratos, sí, pero cincuenta kilos, no le cabrán en su endeble cestita de alambre... Un grupo de policías se arremolina. Cinco, seis, ocho. Controlan la aglomeración. La que se ha liado, sin embargo, no ha sido tan grande como a finales de febrero, cuando Brico Depôt inauguró su tienda de Montequinto. La del Higuerón Sur es más grande –son 6.500 metros cuadrados–, más amplios sus aparcamientos –450 gratuitos– y más fácil su acceso. Pero ayer el gentío obligaba a aparcar a las mismas puertas de aquellas dos señoras de Villa Rana. Su Higuerón Sur ya tiene vida, ya está en el mapa.

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