La impresionante urna de carey, plata y nácar de la Veracruz y el Santo Entierro puso ayer el broche de oro a una Semana Santa solamente deslucida por la lluvia que, la mañana del Viernes Santo, obligó a la cofradía de Jesús Nazareno a suspender su estación de penitencia tres horas después de que comenzara a procesionar.
Túnica, capa y antifaz negros para unos nazarenos que también habían formado parte del desfile que la corporación protagonizó la noche del Viernes Santo. De riguroso luto, ayer acompañaron al Cristo Yacente y a Nuestra Señora de los Dolores.
Como manda la tradición, el paso estuvo exornado con lirios morados, mientras que el palio portaba flores en tonos rojos. El cortejo lo cerraron los miembros de la banda de música Ciudad de Utrera, que caminaron tras la dolorosa, y que finalmente fue la única agrupación que tomó parte ayer de esta procesión en el municipio.
Palio, saya y manto negros sirvieron para enmarcar el bello rostro de la Virgen de los Dolores, en su segunda salida, tras acompañar el Viernes Santo al paso con la imagen de Nuestro Padre Jesús Atado a la Columna. Obra de Esperanza Elena Caro, está realizado en guipur y azabache, ofreciendo el peculiar sonido del palio al rozar sus bambalinas con los varales.
De la estación de penitencia también formaron parte una representación del Ayuntamiento de Utrera, así como otras autoridades, el Consejo de Hermandades y Cofradías y distintas asociaciones y agrupaciones. Y todo ello en una estación de penitencia que puso el cierre a una multitudinaria Semana Santa que este municipio del Bajo Guadalquivir vivió intensamente a lo largo de las últimas jornadas, acompañando a las distintas cofradías en sus cortejos.
Quedan atrás las estampas históricas que ofrecieron el Domingo de Ramos y el Jueves Santo los dos desfiles de la Trinidad, al salir desde la basílica de María Auxiliadora debido a los desprendimientos en su capilla, y los cantes que los gitanos ofrecieron a sus titulares en la calle Nueva, adonde regresó la cofradía tras más de dos décadas. También forma ya parte del recuerdo de los habitantes de Utrera la que quizás fue la última vez que el venerado Cristo de los Milagros pasó por la calle Bohórquez. Y es que el próximo año estrenará nuevo paso y será complicado que pueda discurrir por allí entonces ya que no tendrá cabida. Y para el recuerdo, aunque en esta ocasión, triste, queda la suspensión de la procesión de Jesús Nazareno y la Virgen de las Angustias debido a la lluvia.