Deshojar la margarita mientras surge la pregunta: ¿encontraré trabajo? La Fundación Gerón se lo ha marcado como objetivo para que los ocho alumnos desempleados del taller de floristería de Torreblanca, con una edad entre 17 y 52 años, salgan con una formación adecuada en este sector.
El olor que desprendían las flores se percibía desde el zaguán del número 6 de la calle Torremejías, en la barriada de Torreblanca. En una de las habitaciones del segundo piso, siete mujeres y un hombre hacían de este espacio un improvisado taller de floristería.
Una mesa en el centro con diversos centros por terminar, esponjas de agua para los ramos y al menos 15 especies distintas de flores en cajas. Se trataba del taller de ayudante de floristería organizado por la Fundación Gerón para luchar contra el desempleo en el barrio.
Esta iniciativa se enmarca en el marco del Programa Incorpórate, financiado por la Consejería de Igualdad y Bienestar Social de la Junta de Andalucía, y que está destinado a mejorar la situación de personas que tienen dificultades en su inserción social y laboral.
La imagen de los alumnos en la mañana de ayer se resumía en una sonrisa al ver terminada su fase de preparación teórico-práctica. Bajo la atenta supervisión de Eduardo, el monitor encargado del taller, todos se esmeraban en los menesteres propios.
Por un lado, los que podaban los tallos mustios y mojaban los jarrones que posteriormente albergarían las composiciones. Por otro, los que conjugaban, como si se tratara de renombrados pintores, los colores de las flores.
La directora del área de empleo de la fundación, Celia Salinas, explicó que, "la situación del barrio es complicada y este tipo de iniciativas -con ésta ya van siete ediciones de talleres sociales- se ayuda a crear una conciencia vecinal".
"El problema de la droga que ha castigado la imagen en esta zona periférica de Sevilla, queremos que se transforme, aunque sea poco a poco. Al menos, el 80% de los que realizan estos talleres encuentran trabajo", sentenció Salinas satisfecha por la cifra.
Tras las clases teóricas comienzan las prácticas en una floristería de la zona Centro. Claro está que además del trato a las plantas cada alumno emprende en esta andadura profesional unos conocimientos básicos sobre cómo crear un ambiente propicio en la tienda o el trato adecuado que deben recibir los clientes.
Como afirma Ángeles Reyes, de 52 años, "tengo mucha ilusión por empezar las prácticas en la empresa, todos los días se aprende algo nuevo y por lo menos te quitas de la fregona". Sin embargo, todo el esfuerzo que realizan (mientras están en el taller reciben una beca que oscila entre los 150 y 250 euros) está respaldado por el apoyo de sus familias.
"Mi mujer y mis tres hijos me dicen que les lleve el ramo más grande y más bonito, están muy contentos", apuntaba Ángel, de 39 años.