El primer ministro británico, el laborista Gordon Brown, hizo ayer concesiones para impedir una rebelión de diputados de su partido por la decisión del Gobierno de subir los impuestos a los contribuyentes con salarios más bajos. Ante la posibilidad de una revuelta que amenazaba con erosionar aún más su autoridad, Brown cambió radicalmente de parecer y anunció, aunque no precisó, ayudas para compensar a los más afectados por la medida fiscal, entre ellos jóvenes y pensionistas.
Más de una cincuentena de parlamentarios laboristas había amenazado con una revuelta si el Gobierno no compensaba a más de cinco millones de afectados, un órdago que llegaba cuando el partido calienta motores para las municipales de este 1 de mayo en Inglaterra y Gales.