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Brown se desvanece

David Cameron remonta el primer debate y Clegg se confirma como alternativa en Reino Unido. El primer ministro no convence.

el 22 abr 2010 / 21:47 h.

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El conservador David Cameron fue el ganador del debate según el primer sondeo.

Si bien no es fácil concluir quién ganó anoche el segundo debate electoral de la historia de Reino Unido en Bristol, sí es bastante sencillo decidirse sobre el perdedor: El actual primer ministro, Gordon Brown, quedó eclipsado por la revelación de la campaña electoral -el liberal demócrata Nick Clegg- y un David Cameron (conservador y favorito en las encuestas hasta el debate de la semana pasada) que corrigió los errores del primer encuentro y supo cómo atacar a Clegg. Ésta es la tesis que avalaron anoche los primeros sondeos tras el debate, que daban al tory como ganador con un 36% de los apoyos, un 32% al liberal demócrata y sólo un 29% a Brown.

El debate quedó decidido en la primera parte, la referida a política internacional y, en concreto, al papel de Reino Unido en Europa. Al contrario de lo que se preveía -una alianza Brown-Cameron para arrinconar al joven liberal demócrata- Clegg y Brown hicieron frente común al antieuropeísmo convencido de Cameron, le atacaron una y otra vez y le acusaron de querer apartar a Londres de los grandes estados comunitarios. Un ataque que, a juzgar por los sondeos, benefició precisamente al tory.

El conservador -irónicamente ataviado con una corbata morada, símbolo del laborismo- acusó a sus dos rivales de querer aceptar todo lo que venga de Bruselas y reivindicó la necesidad de un referéndum sobre el Tratado de Lisboa. Cameron esta vez sí miró a la cámara, un gesto que mejoró considerablemente su primera actuación.

Por su parte, Clegg -que renunció esta vez a parte de su telegenia al ponerse una corbata dorada poco favorecedora- se reafirmó como alternativa y volvió a convencer. Llamó a cambiar Europa desde dentro y a aceptar que "nos guste o no, hay cosas que no podemos hacer solos". En este sentido, el liberal demócrata fue impecable ilustrando sus tesis sobre el cambio climático -"el tiempo no acaba en el Canal de la Mancha"- y supo una vez más jugar con los gestos y las miradas. Incluso provocó alguna sonrisa cuando, al hablar de la UE, admitió que "en estas cosas el tamaño sí importa". Cuando tocó hablar de la amenaza nuclear, Clegg aprovechó la coyuntura para quitarse su fama de antiamericano citando a Obama, la misma táctica que usó al poner como ejemplo las actuaciones de EEUU con los bancos.

El primer ministro, por su parte, se basó en dos estrategias: Machacó con su discurso sobre el paro y la teoría de que él es el único que puede sacar a Reino Unido de la crisis y volvió a su discurso del miedo sobre el daño que sus rivales pueden hacer en el poder. Mientras que la táctica de Cameron para remontar el anterior debate fue atacar a Clegg, Brown optó por bailarle el agua al joven y secundó una por una la mayoría de sus ideas.

Preguntados por el público sobre qué harían si hubiera que intervenir en otro conflicto como el afgano, los tres compartieron discurso y defendieron que es necesario luchar contra el terrorismo pero siempre con los medios adecuados para salvaguardar la seguridad de las tropas.

Los escándalos. En política nacional, cuestionados sobre qué harán si llegan al 10 de Downing Street contra la corrupción en el Parlamento inglés, ninguno de los candidatos convenció, pero Cameron ganó puntos al admitir que "todos estamos en este lío".

Los mismos puntos que ganó Clegg cuando culminó su intervención y cerró el debate: "No es necesario elegir sólo entre opciones del pasado".

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