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Brown se enfrenta a la peor oleada de huelgas en el Reino Unido en diez años

Con la popularidad baja y el malestar de sus propios diputados por las medidas fiscales implantadas en Reino Unido, el primer ministro británico, Gordon Brown, afrontó ayer una de las peores oleadas de huelgas desde que los laboristas llegaron al poder en el año 1997. Foto: EFE.

el 15 sep 2009 / 03:41 h.

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Con la popularidad baja y el malestar de sus propios diputados por las medidas fiscales implantadas en Reino Unido, el primer ministro británico, Gordon Brown, afrontó ayer una de las peores oleadas de huelgas desde que los laboristas llegaron al poder en el año 1997.

El sector público, con los maestros a la cabeza, decidió plantarle cara a Brown en protesta por unos insatisfactorios aumentos de salarios, por debajo del índice de inflación. La huelga más importante, la convocada por el Sindicato Nacional de Maestros, era la primera que los educadores apoyaban en 21 años y obligó a cerrar total o parcialmente 8.000 escuelas en Inglaterra y Gales.

Los docentes estiman que la oferta salarial, escalonada en los próximos tres años -un alza de 2,4% en el primer ejercicio y 2,3% en los otros dos- está por debajo de la inflación. Los miembros sindicales solicitaron un incremento del 4,1%, igual que el Índice de Precios Minoristas.

Los maestros participaban ayer en numerosas manifestaciones en diversas ciudades del país, especialmente en Londres, Manchester, Liverpool, Leeds, Newcastle, Sheffield y Cardiff. La medida de fuerza, criticada por los ministros, afectó a 2,5 millones de escolares y obligó a los padres que trabajan a tomar el día libre para cuidar de sus hijos.

Frustración. El viceministro británico de Colegios, Jim Knight, manifestó ayer que los padres británicos se sentían "frustrados" por la huelga y reivindicó que la propuesta de aumento salarial es "razonable" y no será mejorada. "Los padres consideran que es inconveniente que los niños pierdan [una jornada de] educación y, sin duda, comparto ese sentimiento", subrayó Knight.

Sin embargo, la secretaria general en funciones del sindicato, Christine Blower, indicó ayer que la huelga es el "último recurso" que tenían puesto que los maestros han recibido alzas por debajo del nivel de la inflación, pese a su compromiso y trabajo profesional, el exceso de labores y el descenso de la moral.

Por su parte, la Cámara de Comercio Británica advirtió de que la medida de ayer pudo costar a los negocios británicos unos 88 millones de euros por horas de trabajo perdidas ya que los padres se han visto obligados a pedir la jornada libre.

A la huelga de los maestros se suma la que secundaron ayer unos cien mil funcionarios de diez departamentos del Gobierno, también en demanda de mejoras salariales. El Sindicato de Servicios Público y Comercial convocó este paro por los planes de la Administración británica de ofrecer incrementos salariales por debajo de la inflación. Entre los departamentos afectados por este paro en particular figuran, entre otros, el Ministerio de Trabajo y Pensiones, el departamento de Interior y el de Transporte.

Entre tanto, unos 700 miembros del servicio de guardacostas empezaron el miércoles una huelga de 24 horas por las mismas razones que los maestros y los funcionarios públicos.

El secretario general del Sindicato de Servicios Público y Comercial, Mark Serwotka, dijo que el alcance de las medidas es enorme y el personal está "furioso" por las ofertas de sueldos por debajo de la inflación.

Mal momento. Los paros coincidieron en un momento difícil para el premier británico, que no levanta cabeza en los sondeos de intención de voto y que se vio obligado a hacer concesiones para impedir la revuelta de sus parlamentarios por sus medidas fiscales. Ante una rebelión laborista que perjudicara su autoridad, Brown decidió que compensará con ayudas a los contribuyentes con los salarios bajos afectados por la subida de los impuestos.

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