Aunque los ojos están puestos en las noches, eso no significa que de día, a eso de las cuatro de la tarde, llegue el fresquito por sorpresa. El mercurio no dará tregua alguna y, según Aemet, rozará los 40 grados al menos durante los próximos siete días, a imagen y semejanza de lo que ha estado ocurriendo en julio. Tanto es así que las provincias del valle del Guadalquivir, entre ellas Sevilla, han recuperado, tras sólo un par días de calma, la alerta amarilla por altas temperaturas, algo que le acompaña todo el verano.
Aunque Sevilla está acostumbrada a convivir con el calor a golpe de abanico, de cerveza fría y, como no, de aire acondicionado, hacía mucho tiempo que no persistía tanto. Una muestra de esa capacidad de aguante de los sevillanos fue julio, que según la Aemet registró la media de temperatura más alta desde 1951, con una media de 30,3 grados. Y sólo es el récord de los últimos 59 años porque anteriormente no se recogían este tipo de estadísticas. Esa subida con respecto a años anteriores se debió, como está pasando en agosto, a las elevadas temperaturas mínimas, donde ya hubo días en los que fue difícil echar, al menos, una cabezadita.