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Buena cerveza y buen ambiente

La Viña Gilsan. El Barato (Barriada Los Naranjos). Viaje a la movida de barrio ochentera.

el 13 jun 2014 / 00:05 h.

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Conchi Gil regenta este bar que guarda entre sus paredes magníficos recuerdos y que recibe con gusto a las nuevas generaciones. / J.C. Conchi Gil regenta este bar que guarda entre sus paredes magníficos recuerdos y que recibe con gusto a las nuevas generaciones. / J.C. LA FICHA

  • Domicilio: C/León XIII esquina C/Honderos. 41008 Sevilla.
  • Horario:  12:30 a 17:00 y 20:30 a 24:00. El viernes no cierra a mediodía.
  • Propietaria: JConcepción Gil santiago.
  • Precios: Caña de Cruzcampo, 1,10 euros. Montaditos, 1,50/1,90 euros. Caracoles, 2,00 euros. Chicharrones de Cádiz, 21,0 euros.
  Fundada en 1980 por José María Gil, padre de la actual propietaria, el local ya era despacho de vinos desde 1977, año de la primera copa del rey abdicante que ganó el Real Betis Balompié con el gran Sebastián Alabanda en su alineación, descanse en paz. Aunque el dueño destilaba blanco, su local fue, es, arrimadero de parroquianos de todos los colores. Situado en un pasaje peatonal de la barriada de Los Naranjos, muy cerca de la Ronda de Capuchinos, en un rincón cómodo para la cerveza tertuliana, con magníficas almendras, aceitunas y/o altramuces, con el sabor de barrio y el recuerdo de los años en que era un referente de la juventud del barrio, desde la Cruz Roja a Miraflores, desde la Ronda de Capuchinos a la de Pío XII, allí nos acercábamos después de darle al balón los sábados y los domingos por la mañana, aquí quedábamos con las pandilla de chicas del barrio, citas de primeras novietas, de organización de guateques de tardes de fin de semana, de reuniones para la fiesta de fin de año. Pero La Viña Gilsan, a la que todos conocemos como El Barato, por lo módico de sus precios, sigue siendo lugar de encuentro de las viejas y de las nuevas generaciones, de los que nos fuimos del barrio y de los que aún viven en el entorno. Y allí, tras la barra, está Conchi, con sus bellos ojos azules, atendiendo a los amigos, porque son más que clientes los que allí acuden. Y nos acordamos de Remigio, que dibujaba un arco de vasos vacíos sobre su hombro, en sutil equilibrio, cuando lo de beber en la calle era más fácil que ahora. Caracoles y chicharrones de Cádiz, todo un clásico en El Barato. Caracoles y chicharrones de Cádiz, todo un clásico en El Barato. Por las paredes fotos, dibujos, el viejo barco pesquero, el espejo de aparador de comedor antiguo, junto a la puerta, apilados, esas originales banquetas de madera pintadas de colores, como las de betunero pero más grandes. Se tira mucha Cruzcampo de grifo, pero, curiosamente, también sale mucha Mahou de botella de tercio y de botellín, a 0,70 euros éste. Un buen par de cervezas con unas magníficas almendras, merecen ya la visita a este entrañable bar de barrio que mantiene toda la solera de una taberna típica. Pero si queremos acompañar la rubia cerveza con algo de viandas más consistentes podemos tirar de la pizarra de montaditos, mucho éxito tiene el llamado Serafín, un montadito de buen tamaño con carne mechada, palometa, queso y salsa a la pimienta, muy completo. Hay más, de lomo al Jerez, de melva con roque, melva con pimiento, el Rocco Sifredi (no pregunten), de morcilla de hígado y de morcilla serrana, de pringá casera, de chorizo picante, de palometa, de carne mechada o de la combinación que el cliente proponga, también los hay de chicharrón de Cádiz, pero éste se sirve en tapa, con panecillos tostados, y desde luego el que tiene esta casa es bastante sabroso, jugoso, con buen punto de sal. En temporada, o sea ahora mismo, hay caracoles, muy aseados y de buen tamaño para lo que hay este año por esas barras de Dios, gustosos aunque para los amantes de las emociones fuertes quizás algo cortitos de picante, maridaje perfecto con una Cruzcampo bien fría. La taberna está muy cerca de la Ronda de Capuchinos, en un pasaje peatonal entre León XIIIy Los Naranjos. La taberna está muy cerca de la Ronda de Capuchinos, en un pasaje peatonal entre León XIIIy Los Naranjos. Ésta es una de esas tabernas donde uno llega un mediodía sin prisas y empieza a saludar viejos amigos, o mejor, se los trae puestos, y empiezan las rondas de cerveza y charla amigable, risas y, como diría un modernito trasnochado, buen rollo. El servicio es atento y  diligente, pendiente siempre a que la caña esté con la espuma correspondiente y no falte una conchita de altramuces o de aceitunitas, que son por cuenta de la casa. Un sitio donde no nos vamos a dejar la cartera y, si queremos salir comidos, con unos caracoles y un par de montaditos vamos bien despachados. Cualquier tiempo pasado no fue mejor, fue distinto, hay que mirar adelante y disfrutar del presente, porque El Barato es presente muy vivo, así que no se pierdan, cualquier día, una agradable tertulia en su magnífica barra o en una de las mesitas del pasaje, mirando los naranjos de la calle que dan nombre a la barriada. Muchas veces no necesitamos grandes platos elaborados para una perfecta velada, quizás en bares como éste, están las verdaderas esencias de nuestros barrios.

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