Paolo Vasile, consejero delegado de Telecinco, pertenece a esa raza ignota que pronuncia "Güindom" en lugar de Windows, y reinicia el ordenador ante el cuelgue más tonto. No disfruta con las peripecias de Enjuto Mojamuto, y culpa de todos los males -la pérdida de las colonias, el asesinato de Kennedy, el cambio climático- a Internet.
Se posiciona contra los programas de intercambio de archivos, contra aquellos que permiten mostrar vídeos a otros navegantes, e incluso -si me apuran- arremete contra el Messenger, el e-mail gratuito y las webs de seguidores de Arguiñano, que transcriben las recetas del programa de la tele, y ya se sabe lo difícil que está el asunto de la propiedad intelectual y la cocción en la temperatura adecuada.
Vasile anunció ayer en rueda de prensa la demanda de Telecinco a YouTube por pirata. Con cien cañones por banda, se reirán ustedes; el italiano compara al servidor de vídeos con el top manta, y las mafias que lo permiten, y mezcla churras y merinas, y porque no menciona las descargas desde la red, porque si no ya esto se hubiera convertido en la locura y el no entender nada. YouTube difunde sin permiso los contenidos de la cadena y, en ocasiones, arruina las sorpresas que todos anhelamos en secreto.
Otras cadenas aprovechan YouTube como plataforma de interacción con sus telespectadores, pues son ellos mismos quienes seleccionan, graban y suben los fragmentos que les apetece ver de nuevo, y ponen en bandeja las estadísticas de preferencias y gustos. Por otra parte, la propia Telecinco acostumbra a subir vídeos a su propia web, en una práctica que Vasile -suponemos- apoyará.
Qué lástima esa ignorancia en torno a lo que las nuevas tecnologías ofrecen, el empeño en guiarse por los prejuicios de otros? Y - dicho sea de paso- que Telecinco denuncie a YouTube, y no los espectadores-navegantes a la cadena por su programación.
