Cultura

Buscando a Éponine en Sevilla Este

Un centenar de niñas sevillanas de entre 6 y 9 años acudieron ayer al Auditorio Fibes para participar en la prueba de selección del musical Los Miserables que se verá del 1 al 17 de noviembre.

el 24 sep 2013 / 23:19 h.

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Imagen de uno de los grupos de niñas aspirantes quer ayer optaron a formar parte de Los Miserables. /  Manuel R. R. (Atese) Imagen de uno de los grupos de niñas aspirantes quer ayer optaron a formar parte de Los Miserables. / Manuel R. R. (Atese)

Éponine Thénardier es una chica bonita, de cabello y ojos castaños, muy delgada y con voz grave. Está enamorada de Marius, aunque su amor no es correspondido. Morirá trágicamente a los 17 años. Porque así está escrito en Los Miserables, ese popular musical híbrido entre el dramón con llorera king size y el folletín histórico. Su versión teatral llegará al Auditorio Fibes entre el 1 y el 17 de noviembre. Y ayer, su productora, Stage Entertainment, buscaba desesperadamente a tres niñas sevillanas capaces de dar vida a la buena de Èponine.

Hasta 100 pequeñas, de entre seis y nueve años, aspiraron con tenacidad a obtener su boleto a la fama. El gerente de la productora y coordinador de las pruebas, Luis Sala, debería obtener una condecoración de Disney. Porque siempre aparece rodeado de actores menudos. Sea en los castings de El Rey León o de La Bella y la Bestia. “En Sevilla, hay bastante nivel”, repite una vez más. Estaría bien saber lo que dice cuando hace pruebas de selección en Cartagena, Madrid y Andorra. Pero aceptamos barco.

miserables-02 miserables-03A falta de poder juzgar con propiedad el talento, ilusión, esmero y ganas no faltaron ayer. Casi había que andar con cuidado por Fibes para no pegar un resbalón y caer en un charco de entusiasmo. “Quiero ser Éponine, tengo que ser Éponine, soy Éponine”, se decía a sí misma Sofía, en plena eclosión de optimismo. Tanto parecía el antojo de una niña repipi como el carácter decidido de una Ava Gardner en ciernes. “Es que le gustan muchos los musicales”, matizaba su mamá, queriendo sin mucha convicción restar fuerza al tono decidido de su retoño. Otras aspirantes, en cambio, debían llevar la procesión por dentro. Elena, de siete años, permaneció callada, sentada y pensativa durante más de media hora. Pero cuando le tocó cantar Castillo de cristal demostró como, efectivamente, quizás ella era una de las que mejor podía competir por ser una de las codiciadas Éponine de las funciones.

Los medios ayer, no ayudaban. Las pequeñas tenían que enfrentarse al examinador y, de paso, sonreír a la cámara. “Pero atender a los periodistas también lo hacen las actrices”, reconocía Claudia, de nueve años, y con una perla en su historial: haber participado en tres ocasiones en espectáculos de Disney on ice. “Sé patinar, cantar, actuar, recitar y no lloré cuando vi Los Miserables en el cine”, explicaba. Esto último, lo de contenerse la llantina, da por sí sólo para premio. Lástima que ayer no buscasen espectadoras calculadoras sino cantoras con su poquito de gracia sobre las tablas.

“Buscamos chicas con desparpajo y soltura, que no les amedrente un gran escenario como el de Fibes”, acotaba uno de los responsables de las pruebas. Dentro de las salas de casting, las niñas interpretaban el tema principal en grupos de 15 personas y luego en grupos de cuatro, teniendo cada una de ellas una parte que acometer individualmente. “Cuando entran los grupos, por la actitud, casi podemos distinguir quienes pueden valer y quienes no, aunque a veces te llevas sorpresas inesperadas”, reconocía Sala.

A punto de entrar en la audición, Renata, de ocho años, confesaba que ella es mucho más de Sonrisas y lágrimas pero que Los Miserables es el musical favorito de sus progenitores. Y uno fácilmente se imaginaba a esa familia de origen italiano canturreando en la salita los temas de la obra original de Víctor Hugo cual Hugh Jackman, Russell Crowe y Anne Hathaway en plena ebullición hollywoodiense.

El anuncio de las tres niñas seleccionadas se hará público en unos dos días. Hasta entonces, sólo queda repasar los imponentes datos que acarrea consigo la obra. Vista por más de 65 millones de espectadores en todo el mundo, traducida a 22 idiomas y representada en más de 43 países, “Los Miserables es una historia atemporal, cuyos valores han perdurado en el tiempo”, al decir de los responsables de esta nueva puesta a punto.

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