El presidente de EEUU, George W. Bush, reconoció ayer el alto coste económico y en vidas provocado por la Guerra de Irak, iniciada hace justo cinco años, pero se reafirmó en que la invasión fue "necesaria" y acertada. Entretanto, Reino Unido dio marcha atrás y no retirará tropas del país, como había prometido.
"Nadie puede discutir que esta guerra ha tenido un alto coste en vidas y en dinero, pero esos costes eran necesarios cuando consideramos el coste que tendría la victoria de nuestros enemigos en Irak", aseguró Bush en un discurso pronunciado en el Pentágono. Irak se ha convertido en uno de los mayores quebraderos de cabeza para la administración Bush, sobre todo por el rechazo al conflicto que existe en la sociedad estadounidense.
Mientras, grupos de pacifistas y activistas de todo el país participaban en concentraciones y manifestaciones en las grandes ciudades para pedir el fin de la contienda y exigir responsabilidades. Estas protestas provocaron que en Washington 32 personas fueran detenidas tras intentar bloquear la entrada del servicio de recaudación de Hacienda.
Este sentimiento antibélico que vive buena parte del país se ha traducido en una fuerte caída en la popularidad del presidente, cuyo nivel de aceptación no sobrepasa el 26%, según datos de una encuesta conocida ayer.
Pero Bush, al conmemorar el quinto aniversario de la invasión de Irak, insistió en que "derrocar a Sadam Husein fue la decisión correcta", y aseguró que "ésta es una guerra que Estados Unidos puede y debe ganar". Y en referencia a las posturas demócratas, dejó claro: "No podemos rendirnos ante la cara del terror. Sabemos que, si no actuamos, la violencia que está consumiendo a Irak empeorará, se extenderá, y puede que llegue a niveles de genocidio".
"Un éxito innegable". Algo más de un año después de que EEUU aumentara las tropas en Irak, Bush consideró que "el éxito que estamos viendo es innegable, aunque algunos en Washington piden la retirada", dijo, y añadió: "Los críticos de la guerra ya no pueden argumentar que estamos perdiendo en Irak, por lo que ahora argumentan que está costando mucho dinero".
Bush insistió en que la retirada ahora es impensable, porque esta acción sería aprovechada por Al Qaeda para ocupar ese vacío y convertir el país árabe en un santuario terrorista.
Mientras Bush hablaba en Washington, en Londres The Daily Telegraph hacía público que el primer ministro británico, Gordon Brown, se ha visto obligado a dar marcha atrás en su promesa de reducir en 1.500 soldados la fuerza militar inglesa en Irak. El año pasado el Gobierno laborista anunció a bombo y platillo que para esta primavera sólo quedarían 2.500 militares británicos.