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Caballos contra la enfermedad

El Centro Cívico de Actividades Ecuestres de Écija ofrece desde hace años en su programa de cursos y talleres uno dedicado a la equitación terapéutica. Esta fórmula emplea caballos para el tratamiento de pacientes con discapacidad tanto física como psíquica.

el 15 sep 2009 / 06:29 h.

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El Centro Cívico de Actividades Ecuestres de Écija ofrece desde hace años en su programa de cursos y talleres uno dedicado a la equitación terapéutica. Esta fórmula emplea caballos para el tratamiento de pacientes con discapacidad tanto física como psíquica.

Y parece que la fórmula funciona. El centro atiende a cerca de un centenar de pacientes en este taller de terapias ecuestres, que utiliza las instalaciones del Centro de Reproducción Equina de la Doma, cedidas por el Ministerio de Defensa y en el que se ultima una escuela municipal ecuestre.

Por allí han pasado niños y adultos para seguir estas terapias. "No tenemos ningún perfil desechable por así decirlo, siempre que no esté contraindicado por especialistas", explica Sandra de Soto, responsable del taller de equitación terapéutica.

vivencias. "Aquí tenemos desde chicos con trastornos psicológicos o del comportamiento, del lenguaje, del aprendizaje, problemas de relación o inadaptación social, parálisis cerebral o autismo hasta personas con síndrome de Down, distrofia muscular, esclerosis múltiple, retraso psicomotor y también pacientes que han sufrido accidentes o lesiones medulares", continúa De Soto. Entre estos últimos está el caso de Luis Miguel, un vecino de la cercana localidad de Fuente Palmera (Córdoba). Tiene 28 años y hace diez sufrió un accidente de tráfico por culpa de un conductor que se saltó una señal de stop. Resultado: un traumatismo craneoencefálico y un año en coma profundo.

Luis Miguel necesita una silla de ruedas para moverse. Para él, la terapia ecuestre ha supuesto una mejora en su calidad de vida. "Montar a caballo es una sensación maravillosa, grande, me hace sentir mejor, que soy capaz de lograr lo que me proponga", dice. "Me siento capaz de todo", añade.

"Lo primero que el caballo les aporta es una actividad novedosa: para ellos es motivante, les encanta asistir", explica Sandra de Soto. "Además, el caballo es un elemento muy rehabilitador a nivel físico, los impulsos que transmite cuando se mueve, cuando va al paso, favorecen el equilibrio, la coordinación, la marcha del paciente". Por último, al tomar los chavales la terapia como algo divertido los monitores del curso "enmascaramos otros objetivos más en el ámbito psicológico o aspectos sociales", dice De Soto.

El caballo ofrece el único tratamiento por el que el paciente está expuesto a movimientos similares a los del cuerpo humano al caminar. La terapia con caballos utiliza este movimiento como herramienta terapéutica y el paciente se ve obligado a reaccionar frente a una serie de estímulos producidos por el trote del caballo.

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