La sombra del congreso socialista fue el adiós del portavoz del secretario general de Cádiz, Francisco González Cabaña, que dimitió de su cargo como secretario de Política Institucional cuatro horas después de ser designado. Ayer, el también presidente de la Diputación de Cádiz se explicó ante los medios asegurando que tomó la decisión porque cambiaron las tornas. "Cuando dije sí había unas condiciones; cuando dije no, había otras. No voy a explicar más, pero tampoco hay razones ocultas en mi renuncia", expuso en rueda de prensa. Cabaña insistió en que, de madrugada, le ofrecieron responsabilidades que no se correspondían con las que vio por la mañana en la lista definitiva de la ejecutiva, pero espera que finalmente su decisión no afecte para que sea un gaditano el que ocupe la secretaría vacante, en manos temporalmente de Rafael Velasco. De hecho, sostiene que "Cádiz está muy bien situada en la Regional" y que siempre estará a disposición de lo que el partido le pida. "Yo soy más griñanista que el propio Griñán", sentenció rotundo. A los críticos que han levantado su voz censurando su actitud, Cabaña les avisó que "no habrá ni congreso provincial extraordinario ni va a haber gestora", porque él ha decidido quedarse para no "desatender" al partido -el presidente le exigió dedicación exclusiva si aceptaba la secretaría- y a eso se va a dedicar. "Y a mi alcaldía en Benalup, a la que no renunciaría en la vida".
Aunque se trata de mostrar una imagen de normalidad, el episodio gaditano ha escocido en el PSOE, de ahí que su nueva secretaria de Organización, Susana Díaz, haya elegido la provincia para su primera visita oficial. "Allí no hay conflicto. Cabaña dijo que no pero eso no significa que otros compañeros no estén en la ejecutiva", dijo Díaz a la Cadena SER.
