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Cada profesor es una escuela

Mil docentes, sindicatos, padres y Junta redefinen las reglas de los colegios.

el 13 nov 2009 / 20:45 h.

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Un grupo de profesores consulta el material de las jornadas en el Palacio de Ferias de Málaga.

Para poner en manos de los profesores el poder de decidir cuáles serán las reglas del juego educativo a partir del próximo curso, hay que tener muy claro qué papel tendrán los docentes en la penúltima metamorfosis de la escuela andaluza. La consejera de Educación, Mar Moreno, dijo ayer en Málaga, ante más de mil profesores, que "sin maestros se detendría la civilización". "El eslabón perdido entre el mono y el hombre es el maestro, con permiso de Darwin". Su discurso era un llamamiento a la participación y al entusiasmo para que los profesores que iban a ayudar a rediseñar la escuela por dentro aportasen todas las ideas posibles para mejorar el funcionamiento de los colegios.

 

Y acto seguido, el catedrático de Didáctica, viejo colaborador del Ministerio de Educación y miembro del Consejo Escolar del Estado, José Gimeno Sacristán, ante la misma platea, dijo esto otro: "En España nunca ha habido problemas para que cada escuela hiciera lo que le diera la gana, al revés, ha habido exceso de autonomía para no hacer nada. El profesor no necesita más autonomía, necesita más responsabilidades". Su discurso movió más butacas que el de la consejera, porque el mensaje era otro: para ser buenos profesores, para buscar formas de educar personalizadas, innovadoras y divertidas, no es estrictamente necesario tener un reglamento que les diga qué pueden hacer. De hecho, Gimeno criticó que el borrador base de los reglamentos se haya explayado en definir con claridad los deberes del alumno, las infracciones y las sanciones que se imponen, en lugar de abundar más en propuestas pedagógicas.

Los famosos reglamentos orgánicos de Primaria y Secundaria, los que ensancharán las posibilidades pedagógicas y organizativas de las escuelas en Andalucía, empezaron a fraguarse ayer en Málaga, y fueron los profesores quienes iniciaron esa lluvia de ideas. Con unas líneas de trabajo muy generales, definidas en dos extensos documentos de 75 y 64 páginas, los docentes se distribuyeron en 11 mesas de trabajo temáticas: convivencia, equipos directivos, autonomía... La consejera, su equipo de gobierno casi al completo y los ocho delegados provinciales asistieron como oyentes. Los maestros, los sindicatos próximos y lejanos a la administración y las asociaciones de padres tomaron las riendas.

Las propuestas fueron muy dispares, y habrá que perfilar más. De las conclusiones de cada mesa, podría salir una escuela distinta: una sin ataduras administrativas, o una con tantas o más obligaciones que antes. No está tan claro que a todos, sin fisuras, les agrade ganar más autonomía. Algunos profesores pidieron que la normativa aclarase punto por punto qué hacer en situaciones muy concretas. Un único eslabón no parece suficiente para representar a todo el profesorado andaluz.

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