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"Cada vez más opciones de ocio se interponen entre el lector y el libro"

El Hollywood negro, el que vio nacer a las más rutilantes estrellas del séptimo arte al lado de inquietantes matones, configura un mundo que ha atraído a numerosos escritores.

el 19 ene 2014 / 22:00 h.

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15411634El Hollywood negro, el que vio nacer a las más rutilantes estrellas del séptimo arte al lado de inquietantes matones, configura un mundo que ha atraído a numerosos escritores. El último de ellos es José Luis Ordóñez, sevillano de 1973, que con Madera podrida con un clavo oxidado (M. A. R. Editor) obtuvo el accésit del II premio de Novela Negra Wilkie Collins. “Siempre me ha apasionado el cine negro”, reconoce el autor. “Me apasionaba viajar al mundo del cine en los años 40, jugando con elementos de películas clásicas, pero también con personajes reales como el actor Errol Flynn”. Flynn aparece, en efecto, “como referente, amado por las mujeres, y después como participante en timbas de póker, pero se ve envuelto en una empresa que, además de probar si el diablo de Tasmania está preparado para convertirse en un héroe del mundo real, podría inclinar el resultado de la guerra hacia un bando u otro”, promete la publicidad de la novela. Pero el protagonista es otro: el killer James McGinty, “un librero que odia el cine y, ademas, es asesino a sueldo”, según Ordóñez, y quien con la Segunda Guerra Mundial como telón de fondo va a descubrir algo tan siniestro que ni siquiera su retorcida mente se habría atrevido a imaginar. “Me parecía muy interesante plantear un personaje que odia el cine porque le roba lectores.. en el fondo clientes que dejan de ir a su librería por ver a las estrellas en pantalla grande”, agrega el novelista. “Algo q no deja de ser actual, con televisión, internet... Cada vez parece que hay más y más opciones de ocio que se interponen entre el lector y un buen libro”. El hecho de que esas coordenadas –Los Ángeles, el ecuador del siglo XX– hayan sido un espacio recurrente para muchos escritores y cineastas no solo no desnimó a Ordóñez, sino que supuso un aliciente. “Me gustaba la idea de retomar elementos clásicos y tratar de darles un nuevo enfoque”, afirma el sevillano. “Pero si alguien llevara la novela al cine, sin duda querría que fuera Frank Darabont”, comenta. El currículum de José Luis Ordóñez informa de que es licenciado en Filología, guionista y director de cortometrajes –su Tarot fue premio RTVA a la Creación Audiovisual–, autor teatral –Perversidad en la 237 ganó el primer premio en el XV Certamen Literario de la US–, además de escritor: antes de esta novela, publicó el libro de relatos Manhattan por el retrovisor, la obra de teatro 237 y la novela de terror Lo macabro del amor. ¿Cómo se llevan el Ordóñez cineasta y el hombre de letras? Él mismo desvela el misterio: “Se llevan bastante bien”, dice con buen humor. “El cineasta ha influido bastante en el escritor, sobre todo en esta novela, donde el diálogo sigue el espíritu de esas películas de cine negro clásicas. Todo lo que escribo, ya sea narrativa o teatro, está definitivamente influido por el lenguaje cinematográfico, para bien o para mal. Y no digamos los guiones”. Lo seguro es que Madera podrida con un clavo oxidado no será la última lectura que brinde Ordóñez. “Acabo de finaliza el cortometraje Maternidad, protagonizado por Nerea Cordero, y en unas semanas se publica mi novela La fantástica historia del vigilante y el prisionero, que fue premio novela fantástica y de terror de Nava”, concluye. H

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