Cultura

Cadaval: 'Junto a ser Papa, ser torero es lo más difícil que hay'

Toros y humor, aparentemente tan alejados, se entrelazaron sin fisuras sobre las tablas del viejo Álvarez Quintero, hoy Centro Cultural de Cajasol, en un nuevo mano a mano protagonizado esta vez por el diestro Dávila Miura y el humorista César Cadaval.

el 15 sep 2009 / 03:18 h.

Toros y humor, aparentemente tan alejados, se entrelazaron sin fisuras sobre las tablas del viejo Álvarez Quintero, hoy Centro Cultural de Cajasol, en un nuevo mano a mano protagonizado esta vez por el diestro Dávila Miura y el humorista César Cadaval -gran aficionado a los toros- para brindar una noche plagada de anécdotas y abarrotada de público.

Como mejor apertura a la velada, el periodista y moderador José Enrique Moreno señaló que "el humor es una buena herramienta para engañar al miedo". Ése fue el arranque de un mano a mano empatado a trofeos en el que tanto el diestro como el humorista supieron arrancar las carcajadas de los presentes. "Yo me tomo el toreo muy en serio", espetó el moranco, antes de recordar sus lazos familiares con el mundo del toro y su bautizo como aficionado, "el día que fui a mangarle una entrada a mi tío y vi salir por la Puerta del Príncipe a Curro Romero en el año 80, en una tarde que llovía".

Cadaval refirió un extenso anecdotario para desvelar las distintas maneras que tienen los toreros de encarar el miedo: "Yo he ido a Pamplona con Emilio Muñoz en el coche y se ha hablado, pero poco.

Cadaval también desveló a los presentes una anédota, ocurrida en esta misma Feria, que él presenció desde los pasillos de la plaza de la Maestranza: "Matías Tejela había tenido que salir a orinar, acompañado de su mozo de espadas, a los servicios públicos de la plaza. Cuando se quiso reincorporar al ruedo, vestido de torero, el portero le dijo que no se podía pasar...".

Dávila Miura también recurrió al amplio anecdotario que acompaña a los hombres de luces en sus viajes por la piel de toro: "Un picador mío, Curro, es de esas personas de pocas palabras con la que te puedes llevar horas y horas viajando sin que suelte una palabra. Toreando en San Sebastían, el otro picador resultó herido y fuimos a verle al hospital antes de quitarnos la ropa. Curro comenzó a revisar el gotero, a comprobar las placas... cuando le preguntamos, nos dijo que estaba en quinto de Medicina. En los cinco años que llevaba en la cuadrilla, no nos había dicho ni una sola palabra".

"Junto a ser Papa, ser torero es lo más difícil que hay", señaló el Moranco que también contó a los presentes sus pinitos toreros, como aquella vez que Espartaco le dijo que le iba a soltar una becerrita y "acabó echando un buey que tenía encerrado mientas trepábamos por la tapia". Cadaval recordó sus inicios como humorista en la noche madrileña: "El Moro, un cantaor que estaba en aquel tablao de Madrid, le espetó a Curro Romero, a las seis de la mañana y harto de copas, maestro, cuando un toro se va a tablas, que es lo que es? Un gitano que estaba allí contesto: carpintero".

En ese momento se produjo la anécdota -verídica- de la noche. Un golpe seco dio un buen susto a los presentes; un señor algo grueso había quedado sentado en el suelo al ceder su asiento. La noche no era para menos.

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