Cultura

Cádiz en Danza, un punto de encuentro luminoso

Se abre el telón y se ve a unos bailarines bailando con el mar de fondo, ¿cómo se llama la película?: Cádiz en danza, el festival internacional de danza contemporánea que se ha convertido en un valioso punto de encuentro para todos los profesionales de la danza contemporánea en nuestro país.

el 09 jun 2014 / 21:42 h.

TAGS:

IMAG0556 Se abre el telón y se ve a unos bailarines bailando con el mar de fondo, ¿cómo se llama la película?: Cádiz en danza, el festival internacional de danza contemporánea que se ha convertido en un valioso punto de encuentro para todos los profesionales de la danza contemporánea en nuestro país. El pasado fin de semana comenzó la XIII edición con una valiente programación que nos demostrará, de 7 al 14 de este mes, que ante la crisis no hay nada como la entrega y la imaginación. Y es que, a pesar de los recortes (el festival se nutre básicamente de fondos públicos) esta nueva edición nos brinda un cartel envidiable, gracias a la renuncia a la producción y a descartar algunos espacios con elevado coste técnico. A cambio, han unido sus fuerzas con el Teatro Falla y eso les ha permitido abrir con un plato fuerte y sabroso: la actuación de la Compañía Nacional de Danza que tuvo que reducir su propuesta a dos coreografías debido a sus conflictos laborales. No obstante, a tenor por los encendidos aplausos y la ovación final, el público se emocionó con el vértigo y el virtuosismo técnico de The Middle Somewhat Elevated, de Whilliam Forsythe -todo un referente para la danza- y disfrutó de lo lindo con Minus 16, una coreografía de Ohad Naharin que comienza con un solo de improvisación con una fuerte carga humorística, a cargo de Lucio Vidal, sigue con una especie de danza tribal que apunta a la catarsis y termina interactuando con el público a ritmo de chachá y música discotequera. Pero si de algo presume la organización de este festival es de trabajar para su ciudadanía y por eso uno de sus platos fuertes lo constituye la programación en la calle. De ahí que para abrir boca tuviéramos el lujo de comenzar el día del sábado viendo bailar bajo la Catedral a Marco Vargas y Chloé Brûlé, dos artistas flamencos cuya inquietud artística les ha llevado a abrir sus horizontes creativos hasta conformar un lenguaje dancístico particular, que no es flamenco ni contemporáneo sino todo lo contrario. Pudimos comprobarlo con Por casualidad, una pieza concebida para bailar en la calle que reconcilia el espíritu trágico del flamenco con la trasgresión y la frescura de la danza contemporánea. De la misma manera, la siguiente coreografía a cargo de la Compañía de Joaquín Abella nace de un afortunado encuentro: la danza de este joven coreógrafo madrileño y las técnicas circenses del acróbata italiano Stefano Fabris. El resultado es Scontro, una pieza repleta de fuerza y dinamismo que despertó numerosos signos de admiración. Al igual que la propuesta de Antonio Ruz, Ignoto, un dúo que es casi un trío ya que incorpora a un acordeonista cuya música se funde con la coreografía. Se trata de una pieza intimista y sutil, repleta de imágenes delicadas y sugerentes en blanco y negro cuya fuerza evocadora se potenció con el marco de actuación elegido: el Espacio de Creación Contemporánea (ECO). Antonio Ruz y Marco y Chloé volvieron a actuar el domingo por la mañana, en la plaza Entrecatedrales (justo detrás de la Catedral), teniendo como telón de fondo el azul del mar y la luz envolvente del luminoso cielo gaditano, dos elementos naturales que imprimieron a las dos piezas una impronta distinta a la del día anterior. Pero antes que ellos, como una suerte de teloneros, pudimos disfrutar de la propuesta de la compañía Olatz De Andrés, compuesta por un joven trío. Su obra: Privolva Landin, una juguetona coreografía repleta de frescura y limpieza técnica, entabló una singular complicidad con el espacio. De esta manera, gracias a esta jornada pudimos apreciar cómo el ámbito de actuación puede llegar a influir en la percepción de la obra de arte. Algo que también se vislumbra en Quando Corpus, a cargo de Anuska Alonso que cerró la sesión del domingo en la sala Central Lechera. El festival seguirá a lo largo de esta semana hasta completar las 37 representaciones recogidas en su programación, que aúna el esfuerzo de compañías tan veteranas como la catalana Gelabert y Azopardi junto a otras que han crecido a la par que el festival, como La Phármaco o Janet Novás, entre otras. Y como quiera que por encima de todo esta muestra tiene la voluntad de potenciar su carácter de encuentro entre artistas, productores y gestores, este año ha cruzado el charco y se ha traído a dos compañías mexicanas, Tumàka y Pájaro Mosca; una peruana, Sachiko Fullita; y otra de Costa Rica, Los Innato gracias a su colaboración con el Certamen SolODOS.

  • 1