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Cádiz en el patio de Triana

Noche de Arte en el Hotel Triana con un cartel de figuras que últimamente no son asiduas a estos encuentros y se echaban de menos en los escenarios

el 19 sep 2010 / 21:09 h.

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El patio del Hotel Triana se ha puesto sus galas porque viene Cádiz a visitarla. Cuelgan mantocillos en las barandillas y los vecinos se asoman desde ese palco que es su propia casa. Pensar en Cádiz es pensar en la luz y la alegría. El baile hace presencia en el escenario para inaugurar la primera noche trianera de la Bienal. Toná y debla en las voces de Raúl Gálvez, Paco Reyes y Ángel Pastor, porque en el barrio de Triana ya no hay pluma ni tintero, preludio perfecto para la seguirilla que adorna con sus brazos Lidia Cabello al arropo de la guitarra de Edu Gómez y el violín de Emilio Martín. De negro con flores rojas en el pelo, alza los brazos ante el lamento y desplanta con genio esta bailaora del barrio de la Viña, que nos transporta a continuación a la Cádiz bulearera.

Y le llega el turno al cante. Cartel de figuras que últimamente no son asiduas a estos encuentros y se echaban de menos en los escenarios. Rancapino, Juanito Villar, Nano de Jerez y Mariana Cornejo acompañados de las guitarras de Niño Jero y Pascual de Lorca. Y ¡vámonos que nos vamos, que Cádiz anda de fiesta en Triana! Hay ganas, están a gusto y eso se nota. ¡Viva Triana, Sevilla, Jerez y Cádiz! El Nano no se olvida de nadie. Y es que el jerezano tiene gracia y le gusta volver a las tablas de las que nunca quiso faltar. Suenan cantiñas en la voz de Mariana que aún no ha entrado en calor y resulta poco convincente esta cantaora que domina los cantes de su tierra a la perfección. Poco a poco se llena el patio de los aires de Cádiz y el público le responde con un buen aplauso.

El sonido falla estrepitosamente una y otra vez, cosa que por lo visto se ha hecho norma en los espectáculos al aire libre y no hay nadie que lo remedie. Ahora le toca turno al Nano de Jerez, porque la cosa va por toca, no sin antes lanzar un brindis a sus parientes Tío Juane y Tragapanes. Soleá por bulerías. El Nano está bien de voz aunque se le quiebre en el remate.

Uno a uno se va desgranando la noche que afortunadamente nos cubre tranquila y serena a pesar de las amenazas de lluvia. Rancapino tiene la voz rota como ninguno y le fallan las fuerzas pero no se acobarda para darle el empuje que los cantes exigen. Malagueñas del Mellizo ¡Ahí es na! Donde fallan las fuerzas el conocimiento pone lo que falta. Y le sigue el cuarto de la noche, Juanito Villar que nos regala la sobriedad del cante profundo y sentío. Por soleá Juanito suena rotundo, seguro, con voz redonda, sin salirse de los cánones clásicos y sabiendo lo que canta. Alguien del público pide colombiana. Por pedir que no quede.


Cómo se agradece el respeto de unos cantaores a otros. Nadie abusa de su tiempo y los cuatro artistas son protagonistas al unísono de la fiesta gaditana. Tirititrán y por alegrías, Rancapino se lleva los oles y aplausos de la gente que arropa a este gitano clásico que se inició en la Venta Vargas junto a Caramón. De nuevo Juanito Villar por seguirillas y Manuel Torre en el corazón como no podía ser de otro modo. Con el traliritraliritra llegan los esperados tanguillos y Mariana les pone la gracia a la que nos tiene acostumbrados con su pellizquito de baile. Y, finalmente, El Nano por Bulerías para enganchar con el fin de fiesta.

Hasta ahora la cosa iba bien, pero nadie sabe cómo puede acabar y llegó el desmadre con Mariana que no quería irse, quizás porque sabía que no lo había dado todo y El Nano que se cae al suelo y lo tienen que recoger sus compañeros. Todos los artistas desorientados en el escenario ¡Menudo cuadro! Es que no puede ser. A cualquiera le puede pasar pero, señores, que ya no tenemos veinte años y no se debe perder la seriedad que el escenario exige, por muy fiesta que sea.

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