La Policía de Madrid y Sevilla ha detenido a los autores del espectacular robo cometido en la firma de alimentación Confisur, en el polígono Carretera Amarilla, hace mes y medio. Los ladrones, a los que se les atribuyen numerosos delitos, sobre todo robos de cajeros, entraron esa vez con un butrón y emplearon ocho horas en reventar la caja fuerte.
Los tres detenidos, de entre 23 y 30 años y todos con numerosos antecedentes, vivían en Madrid y viajaban expresamente a Sevilla para sus asaltos, en los que empleaban coches de alta gama o camiones que sustraían primero.
La mayoría de los robos se produjeron en Sevilla capital, Alcalá de Guadaíra o Dos Hermanas, aunque también actuaron en Córdoba, Jerez de la Frontera y en la localidad madrileña de Coslada. Su especialidad eran los cajeros automáticos, que arrancaban de su soporte con un vehículo de gran tonelaje para trasladarlos a un lugar más seguro y allí abrirlos y hacerse con su contenido.
Las Unidades Contra la Delincuencia y el Crimen Organizado (Udyco) de la Policía Nacional atribuye a los delincuentes, detenidos en Sevilla el 23 de junio, el robo cometido en Confisur la madrugada del 12 de mayo. Los ladrones entraron mediante un gran agujero en la pared, emplearon ocho horas en reventar la caja fuerte para llevarse dinero y joyas, arramblaron con material informático y hasta se tomaron un tentempié en la cocina del negocio, que estaba cerrado al ser fin de semana.
Se llevaron el BMW del gerente y se hubieran marchado con un camión repleto de mercancía -sobre todo, 14.000 botellas de bebidas alcohólicas- si no hubiera sido porque el camión que iban a emplear, uno de los de la propia empresa, chocó contra la puerta metálica de la cochera y se quedó encajado. Prueba de la pulcra actuación de la banda es que el BMW fue encontrado unos días después: estaba aparcado en Condequinto, y sus llaves habían sido localizadas poco después del robo en un Mercedes aparcado muy cerca de Confisur.
Para cargar los palés de botellas usaron una carretilla elevadora, un detalle llamativo porque tanto esta máquina como el camión que cargaron son difíciles de usar. Claro que no había sido su conducción más compleja: con un vehículo con brazo elevador -conocido como una pluma, que justamente da nombre a la operación-, arrancaron de cuajo cajeros automáticos en dos polígonos de Sevilla y Dos Hermanas y los subieron al camión, para reventarlos en un lugar más seguro. La pluma también era robada, como los siete vehículos de alta gama que se llevaron de un concesionario.
En prisión . La investigación comenzó en noviembre al detectarse la similitud entre sus delitos. Las gestiones policiales permitieron saber que estos tres sospechosos, vecinos de Madrid y con numerosas detenciones anteriores por robos parecidos, habían viajado a Sevilla en estas fechas, tras lo cual se recabaron pruebas suficientes para arrestarlos y llevarlos ante el juez, que los ingresó en prisión.
