Asaltaron tres supermercados, tres farmacias, dos gasolineras, una peluquería y tres comercios, además de una venta en la que empotraron un coche para entrar, lo que precipitó su arresto al alertar a los vecinos. Al final, el grupo de Atracos ha detenido a seis personas -cinco han ido a prisión- por una retahíla de asaltos a mano armada, aunque con una pistola simulada, y con motos robadas expresamente para el delito que luego escondían en un parque, lo que dificultó la investigación. Entre los seis detenidos suman 84 antecedentes. Uno de los cabecillas acumula él solo 36.
Cuando empezó el goteo de denuncias se descubrió que siempre se repetían las horas de los atracos, el ir encapuchados y con la misma pistola plateada de empuñadura negra, la huida en moto y otros detalles, pero las descripciones físicas no cuadraban y las motos no aparecían, y por tanto no las podían rastrear. El truco es que eran seis y se alternaban en grupos de dos o tres. La descripción de testigos que tras los atracos los vieron quitarse los cascos de moto o pasamontañas con que se cubrían la cara permitieron identificar a algunos, y las vigilancias hicieron el resto.
El alunizaje en una venta de la calle Vereda de Poco Aceite el 12 de octubre puso fin a sus fechorías. Al empotrar el coche de madrugada, unos vecinos acudieron al oír el ruido y fueron encañonados, aunque igual que en el resto de los atracos no llegaron a disparar porque la pistola era falsa.
Tras una persecución, se detuvo a los dos cabecillas: Damián G.A., con 36 antecedentes, y Francisco Javier H.S., con siete. Los cuatro más jóvenes fueron identificados y detenidos tres semanas después. Tienen de 24 a 30 años y suman otros 41 arrestos.
«El atraco duró segundos, iban nerviosos y drogados»
"El atraco duró unos segundos. Yo estaba sola, era la hora del cierre [nueve y cuarto de la noche] y mi compañero había subido a la planta alta. Entraron, preguntaron dónde estaba el dinero y yo me eché para atrás y les pedí que no me hicieran nada a mí. Cogieron lo que había en la caja y se fueron corriendo. Iban nerviosos y creo que drogados", dice Belén, empleada de la farmacia Comerciales Forjadores de Pino Montano, uno de los tres comercios de este tipo atracados por esta banda.
La farmacia ha sufrido seis robos en los dos últimos años, la mayoría de las veces con alunizajes en los que rompían los escaparates para entrar. "Estoy acostumbrado", lamenta el dueño, Manuel Cruz. Sin embargo, éste ha sido su primera atraco.