Los Mossos d'Esquadra han detenido a cuatro personas, que ya han ingresado en prisión, en una operación que ha permitido desarticular una red que introducía en Cataluña 1.200 kilos de hachís al mes procedentes de Marruecos, lo que les permitía ganar 20 millones de euros al año.
En declaraciones a los periodistas, el responsable de la investigación, el subinspector Joan Vives, ha explicado que la operación, que podría acarrear más detenciones porque aún sigue abierta, se ha podido llevar a cabo gracias a una investigación inicial contra un grupo muy activo que cometía robos en domicilios del Baix Llobregat y el Vallès, que mantenía contactos con la red especializada en el tráfico de drogas.
Al parecer, los narcotraficantes introducían en España cada quince días 600 kilos de hachís procedentes de Marruecos, repartidos en 20 fardos, que entraban por Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) y los trasladaban por carretera hasta la comarca del Baix Llobregat, donde los almacenaban y los distribuían por Italia y el área metropolitana de Barcelona.
La detención de los cuatro supuestos traficantes de droga, dos de ellos de origen marroquí y dos españoles, se produjo el pasado sábado, cuando fueron sorprendidos mientras transportaban la droga por carretera por la C-32, a la altura de Vilanova i la Geltrú (Barcelona), en medio de fuertes medidas de seguridad.
En sus desplazamientos, la cúpula de la red, integrada por dos personas, acostumbraba a circular con vehículos de gama alta al frente del grupo, a unos quince kilómetros, para poder alertar a sus compañeros de cualquier incidencia o control policial.
Por detrás, uno o dos vehículos transportaban la droga, situados a una distancia de un kilómetro entre ellos, mientras que quince kilómetros más atrás circulaba un último coche que también alertaba de cualquier incidencia.
Según lo que han podido determinar los Mossos a partir del interrogatorio de los detenidos, los transportistas y el conductor del último vehículo cobraban 9.000 euros por viaje, mientras que la cantidad más importante de los beneficios recaía en los dos integrantes de la cúpula.
Por su parte, las personas que cargaban y descargaban el hachís cobraban en droga.
En el dispositivo del pasado sábado, los Mossos pudieron interceptar a una furgoneta que transportaba 600 kilos de hachís y detener al cabo de pocas horas a todos los integrantes del convoy.
El otro grupo con el que estaban interrelacionados, integrado por tres ciudadanos de origen albanés, estaba muy especializado en cometer robos en domicilios, de madrugada, y se fijaban sobre todo en casas de 'alto estanding' de urbanizaciones del Baix Llobregat y del Vallès, alejadas de núcleos urbanos.
Los asaltantes, que no utilizaban la violencia física contra los propietarios de las casas, están acusados de al menos una decena de robos en casas, donde se llevaban sobre todo dinero y joyas, a los que daban curso rápidamente para no dejar pistas, aunque en algunos casos también sustrajeron vehículos, como un Hammer de color blanco.
Los Mossos detuvieron a los tres integrantes de este grupo la madrugada del viernes pasado "in fraganti" durante un asalto a un chalé de Sant Cugat del Vallès (Barcelona).
Los siete detenidos en esta doble operación, que se empezó a investigar en abril pasado, están acusados de los delitos de asociación ilícita, mientras que los la red de narcotráfico están acusados también de un delito contra la salud pública y los de asaltos a domicilio de robo con fuerza.
No obstante, algunos de los detenidos acumulan la acusación de robo y tráfico de drogas, porque en alguna ocasión simultanearon su presencia en ambos grupos, según Vives.
