En muchas regiones de España existen alcazabas o castillos evocadores de nuestro viejo poderío que son testigos de turbulentos hechos históricos que no terminan allí donde nos imaginamos. La moda musulmana también da pie a uno de estos episodios.
Ziryab fue el mecenas de una moda, la de los caftanes, que introdujo en la al-Andalus nazarí. Éste traía la tradición musulmana de Oriente hasta el mundo musulmán occidental, donde comenzaron unas modas en el vestir que perduraron durante siglos.
Fatema Hijji Benhida ha investigado durante años la historia de estos trajes tradicionales hasta el punto de ofrecer unos desfiles, como el de ayer en la sede de la Fundación Tres Culturas, en los que cuida hasta el más mínimo detalle, desde la ambientación (con enseres propios de la tradición marroquí) hasta los tocados, peinados y joyas que aderezan a las modelos.
"Los caftanes sobrevivieron hasta los últimos días del reino nazarí de Granada, pero tras la toma de esta ciudad en 1492, sólo Marruecos quedó para asegurar esta tradición artística islámica desterrada de España", explica Fatema.
Entre los refugiados expulsados de Andalucía había numerosos tejedores que posteriormente se establecieron en los grandes centros marroquíes de Fez, Tetuán y Marraquech.
Hilos de plata, chalecos de seda tejido a mano, bordados en oro, lazos y terciopelo son algunos de los elementos que utilizaban las mujeres para confeccionar estas prendas. "Muchas veces habría que coger una lupa para poder apreciar bien los dibujos y bordados. Son tan minúsculos que debieron hacerlo niñas, porque se necesitarían manos muy pequeñas para estos adornos", explica la investigadora y coleccionista.
A las 20.00 horas daba comienzo en el Pabellón de Marruecos el desfile de 14 caftanes. Un recorrido en círculo que permitió a los asistentes apreciar cada detalle de estas obras de arte del vestir. Los caftanes con los que desfilaban las niñas de la agencia Doble ERRE en este evento están fechados entre el siglo XIX y la mitad del XX, y pertenecen a la colección particular de Fatema Hijji Benhida, quien cuenta con más de un centenar de estos trajes y está considerada como una de las mayores especialistas de su país en este ámbito.
"Mi objetivo con estos desfiles es honrar la cultura marroquí. Andalucía es la primera creadora de este tipo de prendas, por lo que pretendo transportar el pasado al presente y, por supuesto, crear una gran expectación".
La cultura es lo que podría unir a los hombres frente a las continuas diferencias que existen en la actualidad. "Uno de los episodios más tradicionales es la boda, por eso he planteado como un cuadro viviente para que el público pueda apreciar un evento tan importante como el que se vivía en Andalucía", se enorgulece la coleccionista de estos trajes.
Al prinicipio de la pasarela se preparó una puesta en escena a modo de sorpresa para el público, pero igualmente relacionada con estos trajes y la forma de lucirlos: los preparativos de la novia.
"En ese día ella tiene que ser la que lleve más complementos, es la que tiene que ir más distinguida y por eso a la que se le pone más joyas", explica Fatema. Es una ceremonia que dura más de siete días y se le dibujan con henna las manos como símbolo de felicidad, suerte y "jardín del paraíso". Una novia que se despide de sus padres cantando y que es transportada a la casa del novio metida en una caja "tallada y con agujeros pequeños por donde la novia mira". Un desfile para aprender más sobre nuestra cultura y nuestras raíces.
