Salvo nuevos contratiempos, la construcción de la torre Pelli concluirá a finales de mayo de 2014. Es el nuevo escenario temporal que baraja la propietaria del complejo inmobiliario, Caixabank. Y a partir de entonces, podrá iniciarse la ocupación de este complejo, que albergará los servicios centrales del grupo bancario en Andalucía, oficinas para terceros, un hotel, galerías comerciales, un restaurante y un mirador, además de ser el enclave elegido definitivamente para ubicar el Caixafórum.
La entidad financiera, que absorbió Cajasol, acaba de abrir un periodo de presentación de ofertas para el resto de las obras que quedan pendientes, a saber, revestimiento de la fachada, instalaciones y urbanización del complejo. Las constructoras y empresas de servicios interesadas podrán concurrir hasta el 14 de enero de 2013, y una semana después se adjudicarán los trabajos, según confirmaron fuentes próximas al proceso de licitación. En principio, las obras se iniciarán a comienzos de febrero, con un plazo de ejecución de 16 meses.
No obstante, las fuentes dejaron claro que la fecha de conclusión, finales de mayo de 2014, no cabría interpretarla como exacta o definitiva, sino que siempre estará sujeta a la evolución de los trabajos y, por tanto, a los imprevistos. En estos momentos, se está finalizando la última planta, la 39, del único rascacielos de Sevilla, con sus 180 metros de altura . La altura máxima se ha alcanzado justo el día en que se anunciaba el concurso para licitar las obras restantes, de las que, sin duda, la más llamativa será la del revestimiento de la fachada y la cubierta metálica -no de hormigón- que coronará el último piso.
Se trata de la primera vez que en Caixabank se baraja un calendario aproximado para terminar la torre dado que hasta principios de agosto pasado la obra era responsabilidad exclusiva del ya desaparecido Banca Cívica, grupo en el que se integraba Cajasol. Lo cierto y verdad es que este complejo, según los planes iniciales, debería estar terminado el año que viene. Su obra se inició en julio de 2007, cuando se colocó la primera piedra. Son ya varias las fechas que se han puesto, pero sin que se cumpliera ninguna.
Aquella cubierta metálica sobre la planta 39 -el rascacielos tendrá ocupación hasta la 37, dedicándose dos a la maquinaria necesaria para el funcionamiento del mismo- se prevé finalizar en enero. Esa parte final de la estructura es de menor anchura que el resto de los pisos, de manera que marca una diferencia clara respecto al esqueleto de hormigón.
Las fuentes consultadas no pudieron cifrar el importe económico que entrañará la licitación de la obra pendiente. Eso sí, al tratarse de un concurso cerrado, se espera que las empresas presenten ofertas a la baja. No en vano, indicaron que existen varias compañías interesadas en hacerse cargo de los trabajos.
En julio pasado las obras de instalación de la fachada, que estará por entero acristalada y le darán un color celeste, se paralizaron porque la firma encargada, Estrumaher, filial del grupo Emiliano Madrid, entró en concurso de acreedores, antigua suspensión de pagos. El revestimiento se retrasó, no el resto de los trabajos, como revela el complejo anexo a lo que es el propio rascacielos.
