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Caja de Andalucía

La futura fusión de cajas de ahorros en Andalucía va cogiendo velocidad de crucero. Ha sido Manuel Chaves el que ha introducido la idea en campaña. Lo hizo hace mes y medio, cuando admitió conocer que existían "conversaciones" entre los presidentes de las entidades, un comentario que rompió el inveterado silencio del consejero Griñán y el velo que cubría el asunto.

el 15 sep 2009 / 00:14 h.

Durante mucho tiempo el discurso oficial de la Junta y del PSOE ha sido claro: apoyo a la fusión, ya ejecutada, de las cajas de Sevilla -El Monte y Caja San Fernando dando lugar a Cajasol- y respaldo para ir avanzando hacia "una gran caja", que es el modelo que reemplazó a la fenecida idea de la caja única, una propuesta sobre la que cayeron rayos y centellas hasta chamuscar a la idea y a quienes la defendían. El tiempo dirá si la gran caja es sólo un paso intermedio hacia una sola caja en Andalucía.

Con ese discurso, la Junta ha reiterado igualmente que cualquier fusión será una decisión que adoptarán libremente los consejos de administración de las entidades. Pues desde esa propuesta, a la que se le han hurtado rigores y exactitudes por puro tacticismo político, hemos pasado a otro estadio en el que se vislumbran algunas certezas.

La próxima fusión la protagonizarán Unicaja y Cajasol, una operación compatible desde el punto de vista de su presencia territorial y sus carteras industriales. Ese es un hecho que nadie parece discutir, ni siquiera en el seno de ambas entidades. Los más optimistas consideran que es posible verla concluida en tres o cuatro años, que es un plazo razonable para una operación de ese tipo. Hay otra opinión extendida que aplaza la fusión a la siguiente legislatura, es decir para dentro de cinco años. Es cierto que si todo se acelerara situaría la fusión casi en plenas elecciones municipales y a pocos meses de las autonómicas de 2012. La cercanía de ambas convocatorias electorales desasonsejarían por completo acometer un proyecto que ni será fácil ni estará exento de tirones y presiones de todo tipo. Podemos afirmar a ciencia cierta que entrarán en liza los localismos, los intereses corporativos propios, los sindicatos con la realidad económica y laboral de cada caja -las condiciones laborales en Cajasol aventajan a las de Unicaja-, el reparto del juego interprovincial entre los representantes de cada caja que a su vez se deben a los territorios preexistentes antes de la fusión que dio lugar a Unicaja y la que ha alumbrado Cajasol. Jugarán su papel los alcaldes, los partidos de cada provincia, la propia Junta y la llamada sociedad civil, siempre presta a sacar tajada en los procesos de estas características.Cierto es que el catálogo de soluciones es amplio, como se ha ido demostrando en cada fusión. Porque, por ejemplo, Cajasol incluyó en sus estatutos que ante un proceso de fusión su sede estaría en Sevilla, algo harto improbable en una fusión con Unicaja. Desde luego el papel lo aguanta todo. ¿Por qué no dos sedes?

El asunto de los plazos es muy relevante. Desde Cajasol, su presidente, Antonio Pulido, ha defendido que necesita un periodo de tres años para consolidar la fusión, que como se acaba de comprobar con la destitución del director general aún requiere ajustes y decisiones trascendentes hasta que los equipos procedentes de las dos cajas de origen se fusionen en uno solo, un proceso que no podrá ser medido con porcentajes exactos según la procedencia de cada cual, porque, una vez superada la fase inicial, condicionaría y convertiría en ineficaz cualquier decisión. Chaves ha respaldado las tesis de Pulido al afirmar en Los Desayunos de El Correo el pasado jueves que no cree que la fusión se acometa en la próxima legislatura. En Málaga parece que se apuesta por agilizar el proceso. Braulio Medel, prudente y experto como pocos en administrar los silencios, hizo recientemente una reflexión pública afirmando que la coyuntura económica actual favorece las integraciones. Chaves también aseveró con posterioridad que no apuesta por fusiones que sean fruto de la coyuntura. Estas son las cartas y están más sobre la mesa que nunca. En el calendario hay otro factor importante: el nombre del futuro presidente. A nadie se le oculta que -pese a no haberse postulado públicamente- por supuesto tanto Medel como Pulido estarían dispuestos a asumir el reto. por supuesto. Y podemos añadir otra docena de nombres de los que se barajan habitualmente y algún tapado. Medel tendrá que resolver una cuestión previa: cuando expire su mandato no podrá seguir en la presidencia por haber cumplido el máximo legal. Una situación similar a la de Antonio María Claret, presidente de Caja Granada, quien hoy parece escasamente interesado en promover fusión alguna y más dado a hacer guiños a la galería granadina. Los movimientos de posicionamiento, reposicionamiento y modificación legal han comenzado, aunque hay quien cree que no se deben acometer reformas legales ad hoc. El tiempo político-financiero del próximo lustro se antoja muy interesante.

De lo que no caben dudas es de que ese proceso de concentración sería beneficioso para todos. Andalucía contaría con la que sería la cuarta caja de España y sin descartar la posibilidad de superar a la tercera, Caixa Cataluña. El volumen de la entidad le permitiría asumir mayores retos y tener presencia relevante en sectores estratégicos. Un instrumento financiero potente, como se reclama permanentemente desde la Administración autonómica y el mundo empresarial, que permitiera competir de igual a igual con otras autonomías. Si se consuma la fusión Unicaja-Cajasol el panorama financiero andaluz quedará muy despejado, prácticamente sólo con Cajasur y Caja Granada fuera de la gran Caja. El consejero Griñán ha afirmado recientemente que cree que a Andalucía le beneficiaría tener cierta competencia, no una sola caja. Veremos.

En cualquier caso el debate de la fusión de las cajas ha entrado en campaña y las afirmaciones de Chaves le han dado carta de naturaleza. Ha encontrado hueco relevante y explícito en el proyecto económico del PSOE si renueva la victoria el 9-M, por lo que nadie podrá llamarse a engaño. De momento las cosas se están haciendo con reposo y mesura, lejos del ruido de estapas pretéritas, aunque conviene no olvidar que la anterior consejera, Magdalena Álvarez, tuvo que vérselas con Beneroso, Benjumea y Castillejo. Hoy ese horizonte está despejado. No se prevén nuevas rebeliones a bordo. Se supone que los presidentes están en línea. Todo está preparado. Hasta la Federación Andaluza de Cajas de Ahorros tiene registrado un nombre: Caja de Andalucía. Precioso nombre, por cierto.

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