Economía

Cajasol suelta lastre inmobiliario al vender su participación en Novaindes

Cajasol sigue avanzando en su política de desinversión en áreas no estratégicas y reduciendo el peso del ladrillo del conjunto de sus empresas participadas. El último movimiento en este sentido ha sido la salida de la sociedad inmobiliaria Novaindes.

el 15 sep 2009 / 16:23 h.

I. Campanario / J. Rubio

Cajasol sigue avanzando en su política de desinversión en áreas no estratégicas y reduciendo el peso del ladrillo del conjunto de sus empresas participadas. El último movimiento en este sentido ha sido la salida de la sociedad inmobiliaria Novaindes, en la que detentaba un 40% del capital, que queda repartido entre dos socios.

Una de cal y otra de arena. Coincidiendo en el tiempo con la operación por la que Cajasol, junto a Caixa Galicia, se hacía con el control de la sociedad inmobiliaria Boreal, aumentando su participación del 20% al 50% y propiciando la salida de Construcciones Azagra de esta empresa, la caja de ahorros sevillana desarrollaba otro movimiento relacionado con el ladrillo, pero a la inversa.

Según confirmaron a este periódico fuentes próximas a la operación, Cajasol se ha desprendido de su participación en la firma Novaindes Desarrollo Inmobiliario, donde mantenía un 40% del capital, mientras que el accionariado restante estaba dividido a partes iguales -del 30%- entre otros dos socios, Luis Castro Rodríguez, en representación de L.C.R. Asociados, y Raúl San José Garcés, por parte de Estudios Taer. El primero es presidente de Novaindes y el segundo, consejero delegado.

Precisamente, Novaindes fue una de la cuatro promotoras -junto con Azagra, Solurban y Edificarte- que iniciaron la andadura empresarial de Boreal en el año 2004, si bien a mediados de 2007 tres de ellas salieron del proyecto vendiendo su parte a Azagra, que continuó en solitario hasta la venta a Cajasol y Caixa Galicia el pasado verano.

En 2007, Novaindes disparó su cifra neta de negocios hasta los 150 millones de euros, fruto de la venta del centro comercial Metromar en Mairena del Aljarafe (Sevilla), frente a los 105 millones de un año antes.

Con este operación, materializada antes del verano y por la que ambos socios se reparten la participación de la caja sevillana, Cajasol avanza un paso más en el proceso iniciado ya en los últimos ejercicios de desinvertir en áreas no estratégicas para la entidad y, especialmente en el ladrillo, con el objetivo de aminorar el peso específico del sector inmobiliario sobre su cartera de participadas.

Sólo hace falta echar un vistazo a los movimientos que la cartera empresarial de Cajasol experimentó el año pasado para comprobar esta tendencia. Así, y según consta en la Memoria del Grupo Empresarial de ese ejercicio, Cajasol desarrolló nuevas inversiones por valor de 151,2 millones de euros, de las que sólo el 10% (esto es, 15,2 millones) correspondieron al negocio inmobiliario.

En el capítulo de desinversiones, por contra, esta rama de actividad concentró algo más de la mitad de los ingresos generados por la política de salir de negocios considerados no fundamentales por la caja. De los 70,8 millones obtenidos tras deshacerse de participaciones empresariales, 36,3 millones procedieron del ladrillo.

Una línea que la caja mantiene desde que el Banco de España advirtiera del excesivo riesgo de concentrar negocios en este área, y que se centraron sobre todo en El Monte, antes de la fusión con Caja San Fernando.

De hecho, la filosofía que impera en la entidad es la salida "ordenada" de empresas "con participaciones poco significativas o con proyectos poco definidos y, a la vez, la toma de participación en empresas de tamaño, con equipos de gestión solventes, recorrido de crecimiento y capacidad de generar valor".

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