Economía

Cajeros por siempre jamás

Los presidentes se perpetúan en los cargos con la conversión en bancos

el 29 mar 2011 / 19:39 h.

El actual proceso de reestructuración -o más bien de clara reconversión- de las cajas de ahorros esconde una pregunta aún sin respuesta. Si ahora, por ley estatal y regional, los mandatos de sus presidentes están limitados en tiempo y edad, ¿también lo estarán si ejercen el cargo en los bancos nacidos de las propias cajas?

Dos ejemplos en Andalucía. Braulio Medel lleva empalmando presidencias de Unicaja -o de las entidades antecesoras- desde 1987. Cuando había finiquitado la totalidad de los mandatos posibles, su fusión con Caja de Jaén le permitió seguir y, por tanto, pilotar el proceso, al igual que ocurrirá con la alianza con Caja España-Duero, canalizada a través de un banco, cuyo timón orientará Medel, en principio, por los siglos de los siglos. Mientras, Antonio Pulido, renovó sillón a raíz de la integración de Caja San Fernando y El Monte, alargó cargo tras la absorción de Caja Guadalajara y en estos momentos copreside Banca Cívica, la sociedad bancaria que aglutina a Cajasol, Caja Navarra, Caja Burgos y Caja Canarias.

Antonio María Claret sería el ejemplo contrario. Presidía Caja Granada, a principios del año pasado cumplió dos mandatos y, a tenor de la interpretación que hizo la Consejería de Economía, tuvo que abandonar su puesto a pesar de que tan sólo llevaba en él desde 2001.

La norma autonómica que regula las cajas con sede social en la región fijaba dos mandatos de seis años cada uno. ¿Interpretación? Máximo dos mandatos, con independencia de que sumando sean doce o menos años, y sólo cabría prolongarlos en el caso de fusiones (dos años como periodo transitorio para cerrar el proceso). Claret no estaba inmerso en operaciones de este tipo. Por tanto, fuera.

La reforma estatal de las cajas -aprobada el otoño pasado- indicaba que el límite temporal de los consejeros, incluidos los presidentes, quedaba fijado en doce años. La Junta de Andalucía aún tiene que adaptar esa legislación -lo hará en abril, plazo máximo, y guarda mutismo sobre su contenido- y determinar cómo afecta a las cajas andaluzas que están inmersas en fusiones. Y en cuanto a la edad, 70 años (a Medel le restan todavía siete años).

Pero la cosa va a más. Medel presidirá un banco, Pulido, también. ¿En qué medida les pueden afectar los cambios legales y los límites para las cajas de ahorros? ¿Podrían presidir el banco pero no las cajas?

Fuentes sindicales y jurídicas consideran que sí. Al tratarse de sociedades anónimas (o bancos) no les serían de aplicación las limitaciones legales, aunque éstas sí se aplicarían a la composición de los órganos de gobierno de las propias cajas socias de tales bancos.

Aunque se preguntan: cuando éstas traspasen el negocio financiero al banco, ¿qué papel jugarán más allá de la Obra Social? Quien realmente ejercería el verdadero protagonismo económico sería el presidente del banco, no el de la caja.

Sin embargo, aquí caben dos matices. El primero, que las cajas serán las propietarias de los bancos (sociedades centrales de los SIP) y la composición del consejo de administración de éste lo decidirán ellas, pues al fin y al cabo sus dueñas son. Cabe hablar del caso de Unicaja, cuyo banco, en principio -sólo en principio- no tendrá inversores privados ni saldrá a bolsa. Y el segundo, para el que recurrimos al ejemplo de Banca Cívica, si ésta salta al parqué bursátil y, por ende, fondos y demás socios externos desembarcan en su accionariado, éstos exigirán su entrada en el consejo de administración y tendrán, pues, poder de decisión sobre sus miembros y la persona que ejercerá la presidencia.

La lógica del mercado dice que nadie pone dinero si no puede influir en quienes lo gestionan, si bien las cajas originarias todavía tendrán una mayoría del pastel -en Cívica, al menos el 60%-.

Y hablando de gestión, esa lógica también señala que se confíe en quienes han sabido fraguar con éxito esas operaciones de integración y conocen al detalle las entidades. Llegados a este punto, las fuentes sindicales sentencian. "Los grandes beneficiados [de la reestructuración de las cajas] son los gestores con cargos no ya en cajas pequeñas, sino en grandes grupos bancarios". Y políticos habrá menos, pero los habrá.

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