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Calero: "El protagonista de la historia es el desfibrilador"

El médico del Betis lo tiene claro: el protagonista no fue él sino el aparato que despertó el corazón de Miguel García.

el 25 oct 2010 / 16:08 h.

Tomás Calero, ayer en la ciudad deportiva.
El hombre del día en el Betis y en el fútbol español es Tomás Calero. En realidad el protagonista es Miguel García, que gracias a dios se recupera del infarto que sufrió el domingo en Salamanca y ya no corre peligro, pero el jefe de los servicios médicos del Betis fue el primero en socorrerle en el césped del Helmántico y por eso se ganó ayer planos de televisión, minutos de telediarios y fotografías de periódicos. En realidad lo hizo de forma casi involuntaria, porque el doctor del Betis no es hombre que guste de estos protagonismos y además no se cansa de repetir que sólo hizo su trabajo, pero los hechos son los hechos. Es más, el Sindicato de Médicos de Sevilla lo felicitó ayer por su "humildad y ética", además de por su actuación, y en los foros de aficionados hay quien propugna ya un homenaje a su figura en el partido ante el Zaragoza.

Ajeno a todos estos parabienes, Calero compareció ante la prensa en la ciudad deportiva y no sólo rememoró la experiencia del domingo, inédita "en veinte años de ejercicio profesional", sino que reiteró que el responsable de que Miguel García continúe vivo no es él sino el desfibrilador, un "aparatito" que en su opinión, como la de todos los especialistas en la materia, debería estar en todos los campos de fútbol de todas las categorías. "El desfibrilador fue el que salvó la vida al jugador y fue el gran y único protagonista de la historia. Si no hubiese habido desfibrilador, no sé cuál habría sido la suerte de Miguel García. Los grandes titulares deben ser para este aparatito que debería estar presente en todos los centros deportivos, en los grandes almacenes, en los colegios...", recalcó el médico.

La presencia de desfibriladores en lugares de gran concurrencia pública, como un estadio, debería ser la norma, pero sólo lo es desde marzo de 2009. Calero reconoció que la muerte de Antonio Puerta fue el motivo que acabó de convencer a las autoridades futbolísticas y al Gobierno. "A partir de ahí ya hubo un clamor general y la Liga y la Federación reaccionaron. Pero esto también puede ocurrir en Tercera, en Primera Regional y en cualquier campo. Y en todos los campos puede haber un desfibrilador, que tampoco cuesta tanto", dijo Calero. Su precio, de hecho, puede rondar los 1.000 euros.

"POR MUCHO LIBRO QUE LEAS...". En cuanto al suceso en sí, al bueno de Calero aún le entra algo por el cuerpo cada vez que recuerda unos minutos tan dramáticos. "Si hubiésemos tardado tres minutos más, habría habido daños cerebrales", reconoció el galeno, que actuó con diligencia y despejó las vías aéreas de Miguel García para luego practicarle el primer masaje cardíaco. "Como los médicos de fútbol no somos médicos de urgencias, hasta que no lo vives no sabés cómo vas a actuar, por muchos libros que leas", confesó ayer. Pero todo salió bien y el sentimiento que le embargó cuando se enteró de que el jugador se recuperaba fue "una tranquilidad indescriptible". "Ver a una persona muerta y que a los pocos minutos está reanimada es increíble", apuntó Calero, que casi no se acuerda de nada de lo que sucedió en el partido desde el incidente hasta el final: "El tercer gol lo vi como ausente. No hacía más que dar vueltas a lo que había hecho por si había fallado en el protocolo", contó.

El doctor Calero sigue en contacto con su colega del Salamanca, José Ignacio Garrido. No ha hablado con la familia de Miguel García, pero no le hace falta. "Tengo el agradecimiento indirecto del doctor Garrido, que es como si las gracias me las hubiesen dado ellos", indicó. Calero también concedió la correspondiente cuota de mérito a su homólogo charro: "Quizás yo fui el primero que se dio cuenta y coordiné el tema, pero si mi compañero hubiese llegado el primero, me habría puesto a su disposición. Estuviese uno u otro, sin desfibrilador las posibilidades de Miguel habrían disminuido enormemente", reiteró.

El desfibrilador salvó a Miguel García, pero sucesos así se repetirán porque la medicina aún no es capaz de prevenir estas cardiopatías. "En los protocolos hay una serie de exploraciones básicas para seguir la pista de lo que puede llegar a padecer un futbolista, pero tomar medidas más sofisticadas no tiene sentido si los especialistas no lo dicen. Por mucho que queramos evitarlos, se seguirán dando casos como el de ayer", sentenció Calero.

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