Los pueblos andaluces están plagados de personas que venden productos naturales elaborados en casa -de la huerta, derivados de lácteos, mermeladas, salmueras...- entre sus vecinos, aunque su práctica se situaba en tierra de nadie. Hasta ahora. Hace unos días el Consejo de Gobierno de la Junta dio luz verde al decreto que regula la artesanía alimentaria en Andalucía y dispone las medidas para su promoción. Así, la norma crea un distintivo específico, Artesanía Alimentaria, para identificar y respaldar los productos agrarios y pesqueros que cumplen con los requisitos de calidad individualizada y respeto al medio ambiente en la producción, elaboración, manipulación, transformación, envasado, conservación, transporte y distribución.
Asimismo, el texto abre al sector artesanal las puertas de la venta directa a través de canales cortos como, por ejemplo, los mercados tradicionales o la venta a través de internet, donde se comercializan estos alimentos identificados con el distintivo específico Artesanía Alimentaria.
Este sello avala que los productos que lo ostenten cumplen unos requisitos específicos de calidad y que tanto su elaboración artesanal como los demás procesos de la cadena de comercialización por los que deben atravesar los alimentos hasta distribuirse respetan el medio ambiente.
Se trata de una cuestión que venían reclamando estos productores desde hace años. De hecho, Montserrat Ligero, que tiene gallinas y un huerto ecológico y distribuye platos preparados en su furgoneta en Marchena (Sevilla), asegura que la nueva norma le hubiera beneficiado "si hubiera llegado unos años antes".
"Cuando me tuve que sacar el registro sanitario me resultó muy difícil, ya que me ponían los mismos requisitos que a una multinacional; de hecho, tuve que montar dos obradores, cuando con uno me da de sobra para hacer mis platos", argumenta.
En cualquier caso, reconoce las bondades del decreto aprobado por la Junta, ya que el distintivo creado en la nueva ley le permitirá distribuir sus productos "sin que la gente me haga tantas preguntas". Eso sí, espera que esta iniciativa llegue de la mano de más eventos promocionales, como ferias de artesanía. "Hace falta que se informe a la gente. Además, nosotros podemos dar buena cuenta de la trazabilidad siempre porque es muy corta; va de la huerta a la mesa", recalca Ligero.
Uno de los sentimientos más extendidos entre los productores es la duda sobre cómo afectará el decreto a su actividad en el día a día. Así lo reconoce Reyes Martín, apicultora y envasadora de miel en El Álamo, aldea de El Madroño. De todos modos, ve la medida "positiva" porque trasladará a la sociedad "que los productos artesanales son de calidad", aunque asegura que, cuando un producto es bueno, "funciona a través del boca a boca".
El decreto permitirá mejorar los niveles de renta de más de 6.000 pequeños productores en la comunidad andaluza y presentará un marco legal con más facilidades para las explotaciones familiares, con lo que podrán mejorar las expectativas de mercado, según explicó la pasada semana el presidente de la Junta, José Antonio Griñán.
Además de explotaciones familiares y de empresas agroalimentarias de menos de diez trabajadores, podrán beneficiarse de las novedades del decreto las cooperativas agrarias que cumplan con los requisitos establecidos y la repostería de convento.