Cultura

Calixto Sánchez hace saltar las alarmas del Lope de Vega

No entendemos que la Bienal haya programado este recital del maestro Calixto Sánchez, ofrecido hace pocos meses en el Teatro Central.

el 15 sep 2009 / 11:39 h.

No entendemos que la Bienal haya programado este recital del maestro Calixto Sánchez, ofrecido hace pocos meses en el Teatro Central. El mismo, exceptuando los tres cantes del debutante José de la Mena, al que echó por delante, de telonero, para explicarnos cómo era su manera de cantar hace treinta años, y cómo es ahora.

La de Calixto. Pero al telonero le cogió bien en la seguiriya del Nitri y la cabal de Silverio y, claro, cuando detrás de este cantaor clásico salió Calixto a cantar de manera apática lo que cantó, que es su manera de ahora, comencé a aburrirme como se aburriría una ostra en una barbacoa.

José de la Mena hizo, además de la colosal seguiriya, un interesante recorrido por la soleá, una cartagenera de Chacón y la taranta de la Gabriela. El cante de levante no es lo suyo, pero cumplió perfectamente. Mairena debería de echarle más cuenta a este estupendo cantaor.

Calixto planteó su recital en plan charla magistral y demostró que no está al día en cuanto a conocimientos. La mariana no la popularizó el Niño de las Marianas; el Mochuelo, otro cantaor sevillano, las cantaba antes de que naciera el otro. Incluso las grabó en el Teatro Romea de Murcia en una lámina de papel de estaño, sistema de grabación anterior al cilindro de cera. Estamos hablando del año 1880.

Lo que sí hace Calixto es destrozar la mariana que, en efecto, es un hermoso cante que fijaron el Mochuelo, Escacena, El Diana y el Niño de las Marianas, entre otros; y al que le injertaron jondura Bernardo el de los Lobitos, Menese y el llorado Miguel Vargas. Y llega ahora el maestro de Mairena y la convierte en una insulsa canción para guateque de domingueros.

Lo que el gran maestro mairenero llama nuevo, cuando se refiere a su repertorio, es lo que él considera su evolución particular. Suponemos que se refiere a los estilos de levante, esas joyas musicales que nos legaron grandes maestros como Chacón, el Cojo de Málaga o Escacena, y que él convierte ahora en canciones insufribles con tanta cacharrería que su voz ni se nota.

Sin embargo, el maestro hace honor a su condición didáctica y nos ofrece sus malagueñas; o sea que, además, compone. Más bien descompone las de El Pijín y La Trini para hacer las suyas que, eso sí, las canta bien. Lo cortés no quita lo valiente.

Es un compositor que descomposita para componer descomponiendo. Menos mal que en los tientos y en las alegrías aporta cosas interesantes, como el ajuste de preciosos poemas en unas melodías muy personales. Ésto y el humo que esparció por el escenario sirvió para que saltaran las alarmas contra incendios del teatro. ¡¡Fueegoooo!!

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